USO ha asistido al 12º Congreso Nacional de la Central Unitaria de los Trabajadores, celebrado los días 25 y 26 de enero. La reunión, en la que han participado 500 delegados con voto y una amplia delegación internacional, se celebró en el Estadio Víctor Jara, el pabellón deportivo donde fuera torturado y asesinado el popular artista chileno. Entre las personas invitadas estuvo precisamente su viuda, Joan Turner Jara, a quien fue realizado un reconocimiento.
La CUT es la mayor organización sindical del país, que ronda los 400.000 afiliados, tiene presencia en todos los sectores laborales, especialmente en el sector público y, al igual que USO, está afiliada a la Confederación Sindical Internacional. La central está dirigida por un comité ejecutivo frente al cual se encuentran la presidenta, Bárbara Figueroa, y el secretario general, Nolberto Díaz.
El secretario de Acción Internacional y Desarrollo Sostenible de USO, Javier de Vicente, ha representado al sindicato en este congreso y también en el Seminario Internacional previo. Esta última actividad, que ha versado sobre las reflexiones desde el mundo sindical sobre el Trabajo en el neoliberalismo, reunió a casi dos centenares de cuadros de la CUT y a 35 dirigentes sindicales internacionales, entre los que se encontraban el secretario general adjunto de la CSI, Víctor Báez, y el secretario general de la CSA-CSI, Rafael Freyre.
Los sindicatos de Chile se enfrentan en estos próximos meses a un desafío importante, tras las clamorosas protestas sociales que vienen realizándose en el país desde el pasado 18 de octubre y que hoy día prosiguen. Se trata del triple reto de desarrollar una agenda constituyente, una agenda social y un plan de acción contra las sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
Por un lado la agenda constituyente consiste en la incidencia de los sindicatos sobre el proceso de reforma de la Constitución que ha quedado abierto en Chile a partir del referéndum convocado para el próximo mes de abril. Resultará básico que el nuevo texto legal incorpore una regulación positiva del trabajo e incorpore los derechos esenciales de los trabajadores de acuerdo a las normas internacionales de la OIT.
Por otra parte, todavía queda por resolver la necesaria negociación de una agenda social que dé respuestas a las grandes cuestiones del país como el futuro de la sanidad, la educación, las pensiones y la protección social. Todas estás cuestiones están detrás del conflicto social inédito que se ha producido en Chile.
Y en tercer término, la CUT y numerosas organizaciones de derechos humanos reclaman responsabilidades por todo lo ocurrido en los últimos meses. La desproporcionada y criminal respuesta del Gobierno de Sebastián Piñera, la policía y el ejército con la declaración del Estado de Excepción en Chile el 19 de octubre de 2019 y la sistemática represión hasta la fecha han dejado un terrible balance: 27 personas han fallecido, los heridos superan los 3.600, entre los heridos hay 269 niños y adolescentes, más de 400 personas tienen heridas oculares graves por disparos de munición policial, dos personas han perdido totalmente la visión en ambos ojos. A su vez, más de 30.000 personas han sido detenidas, de las cuales todavía unas 2.000 permanecen en esa situación.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos ha presentado más de 1.000 denuncias por asesinato, homicidio frustrado, torturas, violencia sexual y sistemática violación de derechos humanos. Los informes de Amnistía Internacional, de la ONU y de otras organizaciones avalan los terribles datos. Hasta el momento, tres juzgados de Chile han admitido sendas querellas criminales contra el presidente Sebastián Piñera.
Desde 2019 USO ha expresado en varias ocasiones su solidaridad y apoyo a la CUT y al movimiento sindical chileno, y en los próximos meses estudiará iniciativas para seguir apoyando a los sindicatos en ese enorme esfuerzo para lograr una agenda social, constituyente y para la defensa de los derechos humanos.
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