El año 2017 cerró con un incremento de las cifras de solicitudes y de aceptación de refugiados. En total, 31.120 solicitudes y 595 personas a las que se les concedió el estatuto de refugiado, y 4.675 a las que se les otorgó algún tipo de protección internacional. Se trata de las cifras más altas desde que existe la ley de asilo, en 1984. Pero esas cifras palidecen si las comparamos con las cifras europeas y las prácticas de asilo en otros países: en Europa, hubo 704.625 solicitudes, de las que 222.560 fueron a Alemania y 128.850, a Italia.
Estos datos se extraen del Informe 2017: Las personas refugiadas en España y Europa de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), de la que USO es miembro de su Asamblea General. A la presentación asistió Javier de Vicente, secretario de Acción Internacional y Desarrollo Sostenible, y Santiago González, representante de USO ante la Asamblea General de CEAR.
Por nacionalidades, dentro de las solicitudes de asilo en España, destacan la venezolana (10.350), siria (4.225), colombiana (2.460), ucraniana (2.265), palestina (1.165), argelina (1.165), salvadoreña (1.120) y hondureña (970). Como se ve, la violencia y los conflictos sociales determinan el origen de estas personas.
Con respecto al genero de los refugiados, el 58% son hombres y 42%, mujeres. En este sentido, hay que señalar el elevado número de agresiones sexuales que padecen en el camino en búsqueda de refugio, las mujeres. Otro aspecto a destacar es el elevado número relativo de personas de Centro América que han huido de las bandas organizadas, denominadas ‘maras’ y que ejercen una gran violencia y control espacial.
El número de solicitantes de asilo no es proporcional a la concesión de asilo. Así, las nacionalidades que han obtenido mayor número de concesiones de estatuto de refugiado y de protección subsidiaria han sido los palestinos, eritreos y marroquíes, en el primer grupo, y sirios, ucranianos y palestinos en el segundo grupo, siendo sólo 15 los venezolanos considerados refugiados.
Lo que es cierto es que hay un cierto colapso en las oficinas públicas, con cerca de 40.000 solicitudes pendientes, en parte porque se han ido retrasando expedientes creyendo que se iban a resolver de forma más rápida conflictos en Siria o que la tensión en Venezuela no se iba a recrudecer.
La última parte de la presentación del Informe vino referido a asuntos no resueltos como las devoluciones en caliente, los Centros de Internamiento Especial (CIEs), la falta de rutas seguras para los perseguidos y la falta de política común europea con respecto a la acogida de refugiados o de inmigrantes vulnerables y, la que tiene, estar muy marcada en aspectos securitarios y de externalización de fronteras, dejando a otros países que hagan la función de gendarmes, y poco comprometida con las causas del origen de los flujos de refugiados e inmigrantes, el desarrollo económico y la pacificación justa de países y zonas en conflicto.
Según las cifras de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), los refugiados que huyen de sus países por diversas causas, persecución, conflicto bélico, etc., ya superaban las 70 millones de personas desplazadas de manera forzada.
Por último, Estrella Galán, secretaria general de CEAR, y Carlos Berzosa, presidente de CEAR, remarcaron que el refugio a personas perseguidas es una cuestión de justicia, de humanidad, no de caridad y que España tenía y debía tener memoria y recordar los cientos de miles de españoles que tuvieron que pedir refugio tras la Guerra Civil. Muchos de ellos a países que no eran ricos, pero que aportaron a Méjico, Chile, etc., su esfuerzo para mejorar las sociedades que les acogieron.
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