El 85 % de las excedencias para cuidar a un familiar ha sido solicitado este trimestre por mujeres, mientras que los hombres fraccionan más el permiso por nacimiento
El 85 % de las excedencias solicitadas para cuidados en el primer trimestre de 2024 han sido solicitadas por mujeres. En total, la Administración gestionó 11.741 excedencias, de las que 9.979 las pidieron mujeres.
Este primer trimestre del año, la Seguridad Social ha tramitado 119.575 expedientes relativos a prestaciones por nacimiento y cuidado de menor. 55.973 correspondieron al primer progenitor y 63.602, al segundo. Las personas beneficiarias de estas prestaciones son un 52,8 % de hombres y un 47,2 % de mujeres.
El mayor número de expedientes de segundo progenitor, en su mayor parte el hombre, es notablemente mayor porque se contabiliza cada trámite, no cada permiso. Es decir, cuando la prestación se solicita por períodos, cada uno de ellos origina un trámite. Y los hombres acceden más a este permiso de manera fraccionada. La duración media del permiso, en el caso de las mujeres, es de 102 días. Mientras, en el caso de los hombres, es de 93 días.
Falta de corresponsabilidad y desigualdad entre familias
A la fecha, la Seguridad Social no proporciona los datos necesarios para conocer específicamente cómo acceden los hombres a esta prestación y podamos así establecer una hipótesis más certera con respecto a la corresponsabilidad en el cuidado por nacimiento y cuidado de hijos e hijas. Sin embargo, con los datos ofrecidos, podemos inferir que el propio sistema tradicional sigue perpetuando a las mujeres en las tareas de cuidados.
Para lograr una corresponsabilidad real, necesitamos una transformación social e institucional que comprenda que los modelos de familia han cambiado y que los cuidados no son solo tarea de mujeres.
Además, la Seguridad Social muestra datos respecto del ejercicio de esta prestación en casos de maternidad biológica como primera progenitora. En el caso de la modalidad contributiva, la duración media de esta prestación es de 108,17 días.
Mientras, en prestaciones no contributivas, en este mismo supuesto es de 42,33 días. La diferencia es bastante llamativa, ya que podemos apreciar que la modalidad no contributiva es drásticamente inferior a la prestación contributiva. Esto deja entrever grandes diferencias en el acceso a la maternidad: las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad tienen una protección débil, algo que consideramos indignante para un sistema que pretende luchar contra la desigualdad.
Excedencias por cuidado de familiar
Otro dato relevante de estas estadísticas es el relativo a las excedencias por cuidado de familiar. En este primer trimestre del año, se han tramitado 11.741 excedencias. De ellas, 9.979 las pidieron mujeres y 1.762, hombres. Es decir, el 85 % de las excedencias sigue pidiéndolo la mujer.
Si comparamos este dato con el del mismo trimestre del año pasado, observamos que, pese a haber habido una disminución del 3,5 % en el total de excedencias, la proporción de mujeres y hombres sigue relativamente igual. En el primer trimestre de 2023 se dieron de alta 12.169 excedencias, 10.300 solicitadas por mujeres (84,69 %) y 1.869, a cargo de hombres.
La feminización de las excedencias de cuidados es generalizada en España. Ceuta (71 %) y Canarias (76 %) son las regiones con menores porcentajes de feminización en esta materia. Las que tienen un porcentaje más alto son: Murcia (90 %) y Melilla (90 %). A continuación, presentamos los datos de todas las Comunidades y Ciudades Autónomas.
Excedencias y cuidados: “cosa de mujeres”
Los datos publicados por la Seguridad Social dejan patente la necesidad de trabajar en la corresponsabilidad y fortalecer el sistema de cuidados en España. Es imprescindible un cambio cultural y social, pero también una transformación institucional que permita contar con un sistema de protección social integral, que conciba que el modelo de familia tradicional no es el único presente en España y fomente la protección integral de las personas.
La mujer sigue cargando con el cartel de cuidadora. Sobre ella siguen recayendo las responsabilidades y las renuncias. Estos datos dejan patente por qué no se cierra la brecha de género. Ellas siguen renunciando a su trabajo y a su carrera profesional cuando hay que cuidar a menores, mayores u otros dependientes en el ámbito familiar.
Estas evidencias deben traducirse en políticas sociales que protejan a las personas en situación de vulnerabilidad y a los hogares con mayor riesgo de pobreza y exclusión social. Son los mismos que, en la mayoría de los casos, están comandados por una mujer.
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