La Unión Sindical Obrera, en el Día por la Igualdad Salarial, quiere denunciar que en el ámbito laboral se siguen estableciendo peligrosas desigualdades entre hombres y mujeres, que provocan el aumento más significativo de la brecha salarial de género en los últimos años. Las consecuencias de la crisis se están ensañando con mayor crudeza en las mujeres a las que afecta, directamente, con la dificultad de acceso al mundo laboral, con reducciones salariales, pérdida o precarización de sus puestos de trabajo, e indirectamente, a través de los recortes presupuestarios en los servicios públicos y las ayudas sociales.
Al iniciarse la crisis económica, la destrucción de empleo fue mayor para los hombres que para las mujeres, pero a lo largo de estos años la tendencia se ha invertido. Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al cuarto trimestre de 2014 nos dejan 2.634.000 mujeres desempleadas, situando la tasa de paro femenina en el 24,74%.
Las mujeres están sufriendo duramente los efectos de la crisis económica y del empleo en España. Durante el período que comprende de 2008 a 2013, el desempleo femenino se duplicó, pasando del 13,04% al 27,02%, debido principalmente a la importante pérdida de puestos de trabajo en el sector servicios, tanto en el sector público como en el privado (educación, sanidad, servicios de atención y cuidado de personas), en el que se emplean el 87% de las mujeres.
Las desigualdades también quedan patentes entre las mujeres ocupadas: más de 2 millones de mujeres tienen contrato a tiempo parcial, cifra que contrasta con los 730.000 hombres que desarrollan su empleo en esta modalidad contractual. Las mujeres contratadas a tiempo completo suponen el 40% del total de ocupados, mientras que las que lo son a tiempo parcial suponen el 74% del total. Una diferencia abismal, que vuelve a demostrar que el rol de cuidadoras asignado tradicionalmente a las mujeres se impone en la oferta laboral, la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad y las mujeres se ven obligadas a tener que elegir entre su desarrollo profesional o su vida familiar. Por cada 26 mujeres que compatibilizan su jornada a tiempo parcial con la atención a los miembros de su familia, tan sólo un hombre lo hace.
Brecha salarial
La brecha salarial sigue siendo una realidad creciente tanto en España como en la Unión Europea. Durante la crisis, la brecha salarial entre hombres y mujeres se ha incrementado en un 1%. Por sexo, según la Encuesta Salarial del año 2012, la ganancia media anual fue de 25.682,05 euros para los hombres y de 19.537,33 euros para las mujeres, lo que supone una diferencia de 6.144,72 euros. De esta forma, la ganancia media anual femenina supuso el 76,1% de la masculina.
Además, en 2012, el 17,36% de las mujeres tuvo ingresos salariales menores o iguales que el SMI, frente al 7,52% de los hombres. Si se tiene en cuenta los salarios más elevados, el 10,4% de los hombres presentaron unos salarios cinco veces superior al SMI, frente al 4,72% de las mujeres.
En todas las actividades económicas, las mujeres tuvieron un salario inferior al de los hombres, desigualdad que se explica en parte por las diferencias en el tipo de jornada y contrato. También, la segregación horizontal y vertical se mantiene o acentúa, en 2008 había un 19,5% de mujeres ejecutivas y en enero de 2013, un 10,3%.
Desigualdad también en la jubilación
La desigualdad entre hombres y mujeres se extiende también a la jubilación. Así, la contratación a tiempo parcial tan característica de las mujeres, recorta su derecho a jubilación, ya que el sistema de cálculo de los períodos de cotización aboca a la mayoría de los trabajadores a tiempo parcial (75% de mujeres) a pensiones contributivas de menor cuantía.
En la actualidad, se necesita haber cotizado un mínimo de 15 años a la Seguridad Social para tener derecho a una pensión contributiva de jubilación. Este incremento –antes se necesitaban 10 años-, que afecta al conjunto de trabajadores, incide de un modo especial en las mujeres que se han visto obligadas a abandonar su trabajo fuera de casa o combinar su vida laboral con el cuidado y atención a su familia. La reforma de 2011 incrementará de forma gradual los 15 años actuales hasta los 25 años, por lo que crecerá el número de personas sin derecho a percibir una pensión contributiva por haber abandonado unos años el mercado laboral, por ejemplo, por el hecho de ser madre.
De igual forma, toda ampliación del período de cotización supone una penalización para las personas que han quedado temporalmente fuera del sistema, en especial las mujeres.
La pensión media en España en 2012 fue de 858 euros. Sin embargo, la pensión media de los hombres fue de 1.067 euros, mientras que la de las mujeres sólo fue de 659 euros, lo que supone una diferencia del 38%. En el grupo de edad de 60 a 64 años, la pensión media llegó a su valor más alto: 1.105 euros, con similares niveles de desigualdad (34%) entre hombres y mujeres, ya que la pensión pública media para el hombre fue de 1.284 euros, mientras que la percibida por las mujeres alcanzaba los 847 euros. El mayor desequilibrio se produce en el tramo de edad comprendido entre los 70 y los 74 años, en el que la mujer percibe un 41% menos que el hombre.
De esta forma, queda demostrado que el sistema de pensiones público no sólo reproduce las desigualdades del mercado laboral, sino que las incrementa en un momento clave de la vida de las personas. Desde USO denunciamos que esta situación va a conllevar una condena a la exclusión social a miles de mujeres que no van a poder acceder en un futuro por falta de cotización a una pensión digna, o simplemente no van a poder disfrutar de ninguna pensión o prestación social.
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