El número de desempleados ha subido en el mes de agosto en 21.679 personas, resultado del fin de las contrataciones de verano, que supone un aumento significativo teniendo en cuenta que en agosto de 2014 se registró una subida del desempleo de 8.070 personas. De esta manera, el paro registrado se sitúa en 4.067.955 personas, de los cuales el 54,6% son mujeres.
“Con los datos que hemos conocido hoy, se rompe la tendencia de creación de empleo registrada en los últimos meses, un empleo precario y temporal muy ligado a la estacionalidad y al sector Servicios, una montaña rusa que no es la solución de estabilidad y empleo sólido que necesita nuestro país”, destaca Joaquín Pérez, secretario de Comunicación y Formación de la Unión Sindical Obrera (USO).
Los mayores aumentos de desempleo se han registrado en Construcción (4.643 parados más), en Industria (5.802) y, en mayor cuantía, en Servicios, con 22.876 desempleados más. La afiliación a la Seguridad Social ha descendido en 134.289 personas, más que en anteriores años, con especial incidencia en Educación (-53.879) y en la Industria Manufacturera (-20.627).
En cuanto a la contratación, se ha producido un descenso del 69% en el número de contrataciones con respecto a julio de este año. En agosto, se formalizaron 1.248.146 contratos, de los cuales tan solo 80.290 fueron de carácter indefinido, lo que supone el 6,43% de todos los contratos; 13.892 fueron contratos formativos y 1.153.964, de carácter temporal, de los que el 32,56% son a tiempo parcial. “Continúa predominando claramente la contratación temporal sobre la indefinida en el mercado de trabajo, contribuyendo negativamente al establecimiento de la desigualdad social”, concluye Pérez.
En este mismo sentido, la protección por desempleo sigue en caída. Durante el mes de julio de 2015, la cobertura social se situó en el 58,46%, lo que supone una caída del 3,5% con respecto a 2014.
Desde USO reclamamos la urgente puesta en marcha de políticas de empleo que favorezcan el establecimiento de un mercado de trabajo sólido, estable y con garantías, que contribuyan a frenar la desigualdad social, así como a la protección de los colectivos más afectados por la crisis del empleo, fomentando su capacidades y cualificaciones para favorecer su entrada o reincorporación al mundo laboral.
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