Los precios han descendido en octubre dos décimas, situando el IPC en el 1,6%, ante la menor subida del precio de los carburantes, del vestido y calzado y del gas y electricidad. Los productos básicos de la cesta de la compra siguen creciendo pero no así el poder adquisitivo de las familias.
La variación media de los salarios pactados en convenio en los diez primeros meses del año ha sido del 1,40%, aunque quedan fuera de la negociación colectiva los salarios de más de 13 millones de ocupados.
El estancamiento de los salarios ya no es solo una cuestión social sino que se ha convertido en una preocupación para bancos centrales y gobiernos en todo el mundo. Y es que el crecimiento de los salarios está cada vez más unido al avance económico. La precariedad laboral y el comportamiento de los precios tiene efectos negativos en el consumo y en la economía en general, por lo que urge una revalorización de los salarios que contribuya a asentar la recuperación económica de nuestro país.
Además, hay que destacar que el salario medio bruto en España descendió un 0,8% en 2016, momento en que los precios cerraron con un aumento del 1,6%. Por tanto, los trabajadores, pero también los pensionistas, arrastran ya varios años de pérdida de poder adquisitivo a la que hay que poner freno de manera urgente para que la pobreza de la ciudadanía y el riesgo de sufrirla no continúe extendiéndose ni agrandando la brecha social que la crisis ha instaurado.
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