- Una decena de empresas utilizan ya este sistema, que da un precio estable a la electricidad por varios años
- El precio constante terminaría con la amenaza periódica a los empleos a la que algunas empresas recurren cuando detectan sobrecoste
En España existen a fecha de hoy cerca una decena de PPAs (Power Purchase Agreements) negociadas para abastecerse de energía a un precio estable durante un plazo de más de cinco años y que puede llegar hasta los diez. Jaime Marcos, responsable de Energía de la Federación de Industria de USO, explica que “este tipo de acuerdos de compra de electricidad tienen la ventaja de que permiten garantizar el precio de la energía en un mercado tan volátil como es el español. Una herramienta para el pequeño consumidor también, pero que de momento están utilizando unas diez industrias en el país, bien a través de comercializadoras o directamente con el generador. En ese caso, la propia empresa, o a través de una entidad financiera, suele patrocinar el proyecto de construcción de la planta abastecedora, que normalmente es de origen renovable. Luego se beneficia, en un sistema similar al de la construcción de una autopista de peaje, de un precio estable durante unos años”.
La primera que utilizó este sistema de acuerdos de compra de energía, muy extendidos en Estados Unidos, fue el Grupo Pascual. “Es una forma también de obtener certificaciones energéticas sostenibles, ya que en su mayoría la electricidad procede de plantas renovables. Tiene un doble beneficio: por un lado, se construyen las plantas y se dota de más capacidad al sistema eléctrico; por otro, es más fácil presupuestar el consumo energético. Por ello, es normal que las grandes plantas electrointensivas de nuestro país estén valorando establecer acuerdos de este tipo. Para FI-USO sería una gran noticia, ya que hemos visto en los últimos años cómo el precio de la energía y las subastas eléctricas suponían siempre una amenaza para cientos de puestos de trabajo”, valora Jaime Marcos.
La formación de los precios del “pool” español, que funciona bajo el llamado “sistema marginalista”, está sufriendo una escalada de precios poco sostenible para particulares y empresas. “Y aún hay que ver cómo evoluciona a corto plazo después de que el 1 de julio las centrales térmicas, las de gas y las nucleares hayan dejado de recibir los pagos por capacidad vinculados a su disponibilidad. La transición energética tiene que ser paulatina y sostenible, este hachazo hará que la energía suba sí o sí, además de amenazar los cientos de empleos que dependen directamente de esas plantas de generación”, lamenta el responsable de Energía de FI-USO.
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