El día 20 de mayo se ha celebrado, en la sede parisina de la OCDE, la 142ª sesión plenaria del Consejo Consultivo Sindical ante la OCDE (TUAC), en la que USO ha estado representada por Santiago González, de la Secretaría de Acción Internacional y Desarrollo Sostenible.
Todas las reuniones de TUAC tienen un leitmotiv, en función del orden del día de las reuniones del Consejo de Ministros de la OCDE o de las otras cumbres como el G7 o G20 que se celebran posteriormente. En esta ocasión, el punto central ha sido la discusión sobre las demandas sindicales ante los Ministros de la OCDE para lograr que la transformación económica de la digitalización y la inteligencia artificial sea llevada a cabo con las necesarias reformas para lograr marcos de transición justa. Con este objetivo se deben ampliar los sistemas de protección social, asegurar empleos y formación de calidad, garantizar los mismos derechos para todas las formas de trabajo y que tengan un enfoque centrado en el ser humano para la transformación digital.
El comercio digital, el comercio de los datos tiene que estar regulado, como también las prácticas que puedan amenazar el derecho a la privacidad y los derechos ciudadanos. El desafío fiscal, el que las plataformas online u otros tipos de negocio nieguen mantener relaciones laborales con las personas que ejecutan sus instrucciones, el no pagar impuestos o se apropien del crecimiento de la productividad, son problemas de la economía digital no resueltos. Estos problemas deben resolverse en paralelo a otras discusiones: sobre la neutralidad de la red, sobre la salvaguarda la división norte-sur y urbano-rural, sobre la brecha de género, etc.
Además de la casuística de la economía digital, en la reunión se ha hecho un repaso de las discusiones en los diversos comités donde el TUAC participa (economía, educación, medio ambiente, pensiones, evasión y elusión fiscal, políticas públicas y regionales, comercio, empleo y diligencia debida).
En unos y otros ámbitos se ha constatado el doble discurso que manejan los líderes de la OCDE. Por un lado, con diagnósticos más o menos aceptables, con denuncia de las desigualdades, de los escasos recursos contra el cambio climático, de lucha contra la erosión fiscal de las multinacionales etc. Y, por otra parte, con recomendaciones continuas de que sea el ‘mercado’, la flexibilización, la autorregulación empresarial, la única o la mejor respuesta a estas situaciones.
Finalmente, otro de los temas de debate en la reunión de París ha sido el de la laminación de la ‘clase media’ y su empobrecimiento; una clase enfrentada a las dinámicas de globalización, neoliberalismo y crisis del estado de bienestar, aspectos que los gobiernos han apoyado o, por lo menos, no han confrontado con medidas coordinadas y redistributivas del crecimiento de la productividad.
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