- En términos desestacionalizados, el paro ha subido
- El desempleo entre los menores de 25 años baja cuatro veces más, síntoma de la precariedad de los contratos
El paro se traba en los 3 millones de personas buscando un empleo y convierte a nuestro mercado laboral “en un enfermo que necesita una cirugía urgente que nadie se atreve a hacerle porque las operaciones requieren de una estabilidad y una iniciativa política que ha quedado aparcada por estériles discusiones sobre pactos, mientras ni médicos ni enfermeros le prestan atención al enfermo”, recrimina Joaquín Pérez, secretario general de USO: “el debate está en si Pedro con Pablo, si otro Pablo con Albert… y no en cómo abordar un plan integral de fomento del empleo de calidad”.
“El peso de la contratación indefinida es cada vez más débil en el conjunto de los contratos que se firman. Llevamos años denunciando que supone el 9% de ellos; este mes, ni eso: un 8,67%. Con respecto a 2018, se han formalizado un 10% menos de contratos; el tren de la recuperación está en los talleres y no ha recogido a más de 3 millones de pasajeros tirados por todas las estaciones”, continúa Pérez, quien añade que “viendo, además, las cifras de la última EPA, la mitad de esa contratación indefinida se destruye en menos de dos años, ya ni eso es garantía de un futuro estable. O de una vez se modifica la legislación laboral al completo o estamos ante una nueva especie en extinción: el empleo estable”.
Ahondando en los datos de contratación, la precarización del empleo que se crea se constata en que mes tras mes sube el peso de las jornadas parciales: suponen el 40% del total de nuevas ocupaciones indefinidas. “Esto es lo que permite hablar de un récord de cotizantes a la Seguridad Social, que ya pasa de los 19,5 millones, a la par que siguen sin recuperarse las horas trabajadas. Tenemos empleos-migaja, empleos-limosna: hay trabajadores que sí están saliendo de las listas del paro, pero con un sueldo que no les da para vivir”, advierte el secretario general de USO.
En un país marcado por la contratación estival del sector Servicios, la estadística indica que, si se miran las cifras en términos desestacionalizados, sin atender a estas características, el paro ha subido. “El verano no crea empleo, crea peonadas, trabajos efímeros y mal pagados que recaen sobre los más jóvenes o sobre el 40% de personas que ya no reciben prestación, sobre los que intentan meter la cabeza en el mundo laboral y son la carnada perfecta. Entre los menores de 25 años, por ejemplo, el paro ha bajado cuatro veces más que entre los adultos”, matiza Joaquín Pérez.
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