En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, USO mantiene sus tesis de que el crecimiento económico, por sí solo, no acabará con la pobreza en el mundo
Ante la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 17 de octubre, USO expresa su convicción de que el crecimiento económico, de por sí, no conseguirá acabar con la pobreza en el mundo. Este es un error estratégico que los gobiernos de España y del resto de países debieran tener muy en cuenta.
Efectivamente, los estudios periódicos que se realizan sobre la situación de la pobreza, como el último realizado por la plataforma española de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión (EAPN), remarcan que el crecimiento, por sí solo, no reduce significativamente la pobreza.
Así, de 2014 a 2018, el PIB creció un 17 %, mientras que la pobreza solo se ha reducido en 7 décimas, pasando la tasa de pobreza del 22,25 % en 2014 al 21,5 %, en 2018. Para que desapareciese la pobreza en España, a ese ritmo, deberían pasar 154 años. Es preciso, por lo tanto, conjugar políticas específicas contra la pobreza.
Renta mínima y otras políticas contra la pobreza
USO considera necesario abordar políticas que amplíen y extiendan la protección social, con un planteamiento estatal de renta mínima y habitacional. Para eso, son precisos medios económicos. Es necesaria una mayor capacidad de recursos, obtenidos incidiendo en la progresividad y la lucha contra el fraude, y la aportación de aquellas entidades o personas que eluden su responsabilidad fiscal. Todo esto si creemos en una política real de igualdad de oportunidades y no en perpetuar la pobreza, que incluso en muchas ocasiones se vuelve crónica, generación tras generación, para determinados colectivos.
Pero, además, sabiendo que la pobreza es multifactorial, visible en carencias alimenticias, energéticas, de movilidad y habitacional, el indicador sintético AROPE, que recoge esas facetas en el año 2018, nos dice que en España hay un 26,1% de la población (12.188.288 personas) que está en riesgo de pobreza; que este riesgo incide en grupos específicos de forma más preocupante (jóvenes menores de 29 años, mujeres, hogar monoparental, ciertos mayores y desempleados, con menos formación, gitanos, migrantes, etc.); territorial y urbanamente no homogénea en España. Hay que destacar que tener empleo no se traduce en España en no ser pobre.
Trabajador pobre en España
En nuestro país, en esta emblemática jornada del 17 de octubre de 2019, podemos constatar que el PIB actual ha superado al que había antes de la crisis. Pero hay 1,4 millones más de parados y ha aumentado el número de estos que han agotado sus prestaciones.
USO denuncia varios factores que tienen efecto sobre la pobreza: el aumento del trabajo a tiempo parcial y temporal involuntario; la disminución de los salarios en comparación con el coste de la vida (el 7,1 % en el periodo 2008-2018, pese a los incrementos del SMI); la caída de la tasa de cobertura de la negociación colectiva; o las nuevas fórmulas consentidas de contratación laboral por las plataformas digitales que generan autónomos involuntarios.
Tener hoy en día en España una actividad laboral no es sinónimo de obtención de rentas suficientes. El dato es incontestable: hay un 13,8% de trabajadores pobres y 3,7 millones de personas menores de 60 años que viven en hogares con baja intensidad de empleo, según los datos de EAPN.
Por todo ello, USO reclama generar políticas productivas y de empleo efectivas, incluyendo cambios en las normas laborales, para acabar con el paro y el trabajo precario crónico de nuestro país. También un desarrollo de la economía de los cuidados y de un modelo productivo más eficiente y sostenible, y una profunda reforma que haga el sistema fiscal más progresivo, con mecanismos de lucha contra el fraude con el que las multinacionales paguen su parte alícuota.
Comments are closed.