El síndrome de fatiga crónica: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo afecta a las actividades diarias
El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad grave y de larga duración que afecta a muchos sistemas del cuerpo. La encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica puede dificultar la realización de actividades diarias. Desde el gabinete de Salud Laboral de USO, queremos hacer visible una enfermedad invisible.
Algunos de los síntomas del síndrome de fatiga crónica son:
- pérdida de memoria o concentración.
- dolor de garganta.
- agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello o las axilas.
- dolor articular o muscular sin causa aparente.
- dolores de cabeza.
- sueño no reparador.
- agotamiento extremo, que dura más de 24 horas después de realizar ejercicio físico o mental.
¿Qué factores pueden derivar en una fatiga crónica?
Los posibles desencadenantes de este trastorno comprenden:
- Infecciones virales. Debido a que algunas personas desarrollan el síndrome de fatiga crónica después de tener una infección viral.
- Problemas del sistema inmunitario. El sistema inmunitario de las personas que tienen síndrome de fatiga crónica parece estar levemente afectado, pero no está claro si este deterioro es suficiente como para causar efectivamente este trastorno.
- Desequilibrios hormonales. Los afectados a veces también tienen niveles anormales en sangre de las hormonas que se producen en el hipotálamo, en la hipófisis o en las glándulas suprarrenales.
- Agentes tóxicos. Se ha asociado la exposición a sustancias tóxicas, contaminantes ambientales.
El diagnóstico de esta enfermedad se basa en el descarte de otras patologías posibles. Por lo tanto, se requiere del análisis de los síntomas específicos de cada uno de los pacientes, aunque todavía no existen pruebas específicas para confirmar la fatiga crónica.
¿Cómo podemos tratar, prevenir o paliar este síndrome?
Desde USO, queremos recordar que no existe ningún tratamiento con eficacia curativa contrastada contra la fatiga crónica. Eso sí, se han realizado ensayos en los que se destacan dos terapias por sus resultados: la terapia cognitiva conductual y el ejercicio físico progresivo.
No podemos dejar de hacer referencia a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estas personas, ya que pueden ser despedidas conforme al artículo 52 d) del Estatuto de los Trabajadores alegando faltas de asistencia justificadas, pero intermitentes. Esto se debe a que la enfermedad no está catalogada como grave en el Anexo del RD 1148/2011.
(Actualización: este artículo ha sido derogado y ya no puede despedirse a esa persona como despido objetivo e indemnización de 20 días por año trabajado. Sin embargo, el despido sí está permitido, no sería nulo. Únicamente que la indemnización sería mayor por tratarse ahora de un despido improcedente).
Del mismo modo, debemos recordar que el despido disciplinario de una persona en situación de incapacidad temporal es declarado improcedente si no se prueban los incumplimientos graves y culpables, conforme a la más reciente doctrina del Tribunal Supremo.
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