El paro juvenil en España se situó en septiembre en el 30,6%. USO propone una reforma total de la formación para el empleo que permita recualificar a los jóvenes
Un informe de la OCDE revela que España es el país con mayor tasa de paro juvenil de la Unión Europea. Y el único Estado miembro que no consigue bajar del 30%.
Llevamos mucho tiempo oyendo hablar del preocupante índice de paro juvenil en España, agravado especialmente durante la pandemia, cuando llegó a situarse en un 40%. De nuevo, la OCDE alerta de la preocupante situación laboral de los jóvenes españoles, que se enfrentan al desempleo y a la precariedad más absoluta. Los que más lo sufren son los menores de 24 años.
La media de los países de la UE y de la zona euro se sitúa en torno al 16%. Junto a España, Italia, Grecia y Portugal son los países más afectados por el desempleo juvenil, y sorprendentemente algunos como Suecia, Lituania, Bélgica o Francia presentan estándares muy elevados. Alemania, Dinamarca, República Checa y Polonia, por su parte, presentan los mejores resultados.
El paro juvenil como problema estructural
Lamentablemente, el desempleo juvenil en España no es una novedad, pues siempre hemos encabezado las listas europeas y nuestra tasa ha superado con creces la media de la UE. En 2013, el paro juvenil llegó a alcanzar en España el 55,6% y a cierre del año 2020 el dato supera incluso el 38%. Aunque el dato de septiembre de 2021 implica una mejora con respecto los anteriores datos, la cifra sigue siendo enorme y manifiesta que estamos ante un problema estructural.
“Somos el segundo país de la OCDE con mayor tasa de paro juvenil, un problema endémico de nuestra estructura laboral que se agudizó durante la crisis de 2008 y, desde entonces, no se ha corregido. La primera consecuencia de este desempleo entre los jóvenes fue la fuga de jóvenes formados a países que sí podían colmar sus expectativas laborales, una pérdida poblacional que conlleva crisis demográfico”, explica Joaquín Pérez, secretario general de USO. Por otro lado, los jóvenes que se quedaron y que forman parte de ese elevado desempleo “no tienen un proyecto de vida, no pueden emanciparse, no están cotizando para equilibrar el sistema de pensiones y afrontan, ellos mismos, una etapa adulta marcada por la precariedad y una jubilación indigna”, critica Pérez.
Para mejorar la empleabilidad de los jóvenes, desde USO creemos que es necesario superar algunos retos:
- En primer lugar, el foco más intenso del paro juvenil siempre ha sido el de los jóvenes de 16 a 19 años. Muchos de ellos dejan los estudios antes de tiempo y no encuentran trabajo. El reto, en este caso, es volver a acercar a estas personas al sistema educativo.
- Anticiparnos y organizar la formación de nuestros jóvenes en base a las necesidades del futuro, lo que, además, incluye cambios en nuestro sistema productivo.
- Revisar el modelo educativo. A pesar de la importancia de los trabajos puramente tecnológicos en un futuro cada vez más próximo, no podemos olvidar la importancia de las llamadas “soft skills”, en aplicación de las nuevas teorías económicas y para el fomento del pensamiento crítico.
- Una revisión profunda de las políticas laborales.
Jubilación parcial, FP Dual, sector verde, innovación y ciencia
USO propone que, para promover que los jóvenes accedan al mercado laboral, “se debería retomar la jubilación parcial con contrato relevo, permitiendo así a los jóvenes incorporarse al empleo con las garantías que también supone para la empresa el trasvase de conocimientos y experiencia. Y repensar el contrato de formación, siendo una posible solución la formación dual prevista en la nueva ley de FP, aunque aún quedan muchos flecos por resolver. Y, sin duda, debe existir un mayor contacto entre las políticas educativas y de orientación, y las demandas productivas”, apunta el secretario general de USO.
También es necesario potenciar nichos de empleo ajustados a la realidad como, por ejemplo, implantar un sector verde y orientar la formación de nuestros jóvenes a ese campo, generando miles de empleos. La innovación, ciencia y educación, son claves en esta transición hacia un modelo que no sea hiperdependiente de los servicios.
“Sin olvidar que hay una población envejecida que también requiere cuidados y profesionales. Nos hemos quedado sin profesionales a los que contratar mientras personas con otros conocimientos estaban en paro: hay que fomentar la recualificación también entre los jóvenes que no consigan incorporarse al sistema”, reivindica Pérez. En definitiva, es urgente una reforma total de la formación para el empleo que permita recualificar a los muchos miles de jóvenes que se han quedado sin trabajo o incluso sin un sector de referencia y necesitan reengancharse.
Garantía Juvenil y Garantía Juvenil Plus
Dentro de las políticas públicas que se han llevado a cabo por parte de los diferentes gobiernos para solucionar el problema del desempleo juvenil, destaca el Plan de Garantía Juvenil. Este fue promovido y financiado por la UE en España, llegando a recibir una gran cantidad de fondos económicos para su ejecución.
La Garantía Juvenil se planteó como un servicio enfocado a todos los jóvenes sin trabajo y que no estuvieran cursando estudios, para facilitar su empleabilidad, y se puso en marcha en España en 2014.
Aunque la intención era buena, España no consiguió cumplir los objetivos propuestos y tuvo que devolver una parte del dinero prestado por las instituciones europeas. Entre los problemas que planteó el Plan Nacional de Garantía Juvenil se encuentran:
- La dificultad de acceso de la población en situación de exclusión social, principalmente por su falta de formación o información.
- Una recogida de datos poco ordenada, lo cual supuso un obstáculo a la hora de evaluar sus resultados.
- Falta de empleos y una excesiva flexibilidad del mercado laboral, que no resolvió problemas clave para los jóvenes en el trabajo.
- Ausencia de la perspectiva de género en las políticas activas de empleo.
- Planes, sobre todo, orientados al emprendimiento y el autoempleo.
- Disparidades regionales en su implementación.
Por otro lado, el pasado 8 de junio de 2021, el Gobierno aprobó el Plan de Garantía Juvenil Plus, pretendiendo este ser una versión mejorada del primero. El plan se enmarca en el Plan Estratégico Juventud Avanza y cuenta con una inversión de 3.263 millones de euros.
Garantía Juvenil Plus incluye novedades y se presenta caracterizado por la flexibilidad y agilidad de la gestión. El principal ítem es la respuesta garantizada y el compromiso de que los jóvenes reciban en un periodo máximo de cuatro meses una oferta de empleo o de formación, que contará con un seguimiento especial. Incluye, asimismo , medidas específicas contra la discriminación laboral por razón de sexo u orientación sexual, y se orienta hacia la regeneración de espacios rurales y urbanos en declive.
Necesidad de mejorar las condiciones de empleo de los jóvenes
En USO no solo nos preocupa la alta tasa de paro juvenil, también que los jóvenes tengan un empleo de calidad que les permita vivir con dignidad. Los altos índices de temporalidad, de parcialidad y los bajos salarios impiden a muchos jóvenes independizarse, acceder a una vivienda o llegar a fin de mes.
Esperamos que el nuevo Plan de Garantía Juvenil Plus dé los frutos esperados, pero también reivindicamos la necesidad de regular las prácticas no laborales y evitar abusos que se producen en las prácticas en las empresas, aspecto aún pendiente en la acción legislativa.
Además, creemos necesario mostrar alternativas a todas aquellas fórmulas baratas que se han aplicado en los últimos años para contratar a las personas jóvenes, y que han propiciado su precarización. Corremos el gran riesgo de perder talento y de perpetuar la grave situación de muchos jóvenes que se encuentran en situación de pobreza.
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