USO apuesta por una recuperación real de los salarios, sin topes a la negociación colectiva, y un abaratamiento de la energía con un cambio de modelo productivo
Los salarios se empobrecen día a día en España. En febrero de 2022, la subida salarial media pactada por convenio colectivo fue del 2,26 %; la inflación, por su parte, del 7,6 %. Una pérdida de poder adquisitivo de más de 5 puntos que se suma a otros 5 puntos en 2021. El año pasado cerró, según datos provisionales, con una subida media por convenio del 1,47 % frente al histórico IPC anual del 6,5 %.
En 2021 comenzó el lento proceso de recuperación sociolaboral tras un año de efectos históricos para la población en todos los ámbitos: desde el más grave, la salud de las personas, a sus condiciones de trabajo y a las condiciones de supervivencia de muchas empresas y sectores. Una recuperación que, en simples números, podría considerarse cerca de completarse, con el paro a niveles prepandemia, pero que esconde unas peores condiciones laborales y una bajada en el número de horas trabajadas. Todo ello redunda en que los salarios, como ocurrió en la anterior crisis, son los últimos en empezar a recuperarse.
“No hay más margen de pérdida de poder adquisitivo. En USO queremos reforzar la negociación colectiva, que los convenios de empresa, pero sobre todo los sectoriales, marquen una senda de crecimiento de los salarios conforme a la inflación. No nos vale pedir subidas salariales en la calle y firmar acuerdos de subida del 1 %. El AENC ha sido una mordaza y un tope en la negociación colectiva, más que una ayuda a las subidas salariales, y lo mejor que puede pasar con ese acuerdo es que se paralice”, defiende Joaquín Pérez, secretario general de USO.
En este sentido, USO “siempre va a estar pidiendo mejoras salariales. Pero sin condicionantes, sin cambios de cromos. Pidiendo un pacto por los salarios que no empobrezca a la población, pero también una subida del SMI acorde con el salario mínimo que recomienda Europa. España es un país de pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas sin fuerza sindical. El SMI es la tabla de salvación de muchos trabajadores y debe estar por encima de los 1.200 euros, dos tercios del salario mediano”, recuerda Pérez.
Control de precios y autonomía energética
El secretario general de USO recuerda, además, que “la energía lleva un año y medio asfixiando a la población, a los pequeños productores y, finalmente, ya cerca también la gran industria. La escalada de precios provocada por la invasión de Rusia a Ucrania puede considerarse un nuevo golpe inesperado, pero no el alza constante que se vive desde finales de 2020 y que marcó todo 2021. En USO llevamos reclamando desde hace más de un año medidas urgentes para la contención de precios; que se modifiquen las formas de marcar los precios energéticos y que, no siendo la solución, pero sí un alivio, se baje al 4 % el IVA de la energía. Es el tipo superreducido y el que se aplica a los paquetes de bienes considerados esenciales. USO entiende que el suministro eléctrico lo es y, por eso, especialmente ante esta asfixia energética de las familias, el Gobierno ya debería haber tomado esa medida que sí está en su mano hace meses”.
“Proteger a los más vulnerables es la primera medida que hay que tomar en relación a los precios de la luz, pero ya ni las rentas medias pueden soportar otra subida, tanto de la energía eléctrica como del combustible. No somos ajenos al fuerte impacto que la factura energética genera también en el empleo y todo el tejido empresarial, también en los pequeños autónomos, que destinan buena parte de sus costes a la energía. Aliviar la presión fiscal es un primer paso, pero es necesario presionar en Europa para controlar los precios y la especulación. De puertas para adentro, hay que apostar por una futura autonomía energética, con todas las fuentes que tenemos a nuestro alcance, que no nos haga depender de vaivenes externos y que sea sostenible. Los fondos europeos que gestionamos deben afrontar esto como una prioridad”, argumenta Joaquín Pérez.
Por último, el secretario general de USO recuerda que parte de la solución está “en el cambio del modelo productivo. Potenciar la investigación, y la inversión en ciencia e innovación es imprescindible para potenciar y modernizar nuestra producción energética y reforzar los sectores de especial dependencia eléctrica. Las grandes crisis de estos dos últimos años han demostrado la necesidad de ser capaces de autoabastecerse, y es una enseñanza que, entre el covid y Ucrania, ya parecía haberse olvidado”.
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