Tras la primera huelga convocada a nivel europeo en una aerolínea, en 2018, Ryanair ha realizado pocas modificaciones en las condiciones de trabajo de colectivo de tripulantes de cabina. Por ello, y tras varias mediaciones infructuosas, siete sindicatos europeos, entre los que se encuentra USO, han acordado iniciar acciones coordinadas de protesta.
Concretamente, los sindicatos belgas ACV PULS y CNE; el francés SNPNC; el portugués SNPVAC; el italiano UILTRASPORTI y los españoles USO y SITCPLA, anuncian que si no se produce un cambio sustancial en las condiciones laborales de los TCP, plantearán una huelga a nivel europeo este verano.
Entre las reivindicaciones defendidas por los sindicatos y que se han trasladado a la dirección de Ryanair se encuentra la aplicación de los derechos laborales básicos, que no serán objeto de negociación; acabar con remuneraciones por debajo del SMI; cesar en la contratación de trabajadores a través de cesión ilegal de trabajadores, hecho acreditado por Inspección y la Audiencia Nacional; acatar las sentencias judiciales, hasta el momento ignoradas por la compañía con la inacción de las autoridades locales y europeas; adaptarse a las diversas leyes nacionales y normas sociales en los países donde operan, y reconocer los derechos de los trabajadores a organizarse en sindicatos de su elección, participando en la negociación colectiva.
Además, los sindicatos denuncian las irregularidades cometidas por Ryanair en la gestión de su personal y los ataques contra los derechos de sus trabajadores como el hecho de que la tripulación de cabina sigue trabajando sin acceso a agua a bordo del avión, a pesar de haber sido sancionada por la Inspección de Trabajo en España; nóminas incomprensibles y mal elaboradas, lo que revierte negativamente en las personas trabajadoras; falta de transparencia en el sistema de traslados y en los ascensos en la carrera profesional, lo que a menudo se utiliza como forma de presión a los trabajadores para que acepten peores condiciones.
Los siete sindicatos que defienden los derechos de los tcp de Ryanair denuncian, al mismo tiempo, el hecho de que los Gobiernos se muestran demasiado cautelosos a la hora de cuestionar el modelo de Ryanair dejando a los trabajadores indefensos ante el dumping social y también a los pasajeros expuestos a las perturbaciones.
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