Ante la primera ola de calor extremo de este año, aún en primavera, USO te informa de cómo prevenir los riesgos en el trabajo
Cada vez es más común una ola de calor extremo al inicio de verano o, incluso, antes. Como la que estamos viviendo ahora en casi toda España. Por estar normalizadas, no somos a veces conscientes de que son uno de los riesgos naturales más peligrosos que existen. Puede darnos una idea de ello el hecho de que la que asoló Europa en el verano de 2003 causó unos 70.000 fallecimientos. Según los científicos, catorce de los quince años más calurosos de los que existen registros han tenido lugar en este siglo, por causa del cambio climático.
¿Cómo afecta una ola de calor a nuestro organismo?
El estrés térmico ocurre cuando los medios de que dispone el organismo para controlar su temperatura interna comienzan a fallar. Esto puede ocurrir por una temperatura ambiente alta o por condiciones laborales que dificulten esos mecanismos. El cuerpo reacciona frente al calor principalmente aumentando el flujo sanguíneo hacia la superficie cutánea y sudando.
Se debe considerar que el riesgo es elevado cuando las temperaturas superan los 30º C a la sombra. El riesgo se acrecienta cuando se supera el 70 % de humedad. Asimismo, cuando las temperaturas nocturnas están por encima de los 25º C.
Trabajos más afectados por el calor
La duración del tiempo que se dedica a un trabajo es muy importante. Por ejemplo, subir escaleras es un trabajo muy pesado si se hace de forma continua durante 8 horas, pero puede considerarse un trabajo ligero si dura 30 segundos.
Así que existen actividades laborales donde el riesgo es mayor, debido a la mayor proporción de puestos de trabajo con cargas de trabajo media, pesadas o muy pesadas. Por ejemplo, la construcción y obras públicas; trabajos agrícolas en invernaderos o a pleno sol; trabajos forestales; trabajos en astilleros al aire libre o en el interior de las embarcaciones; o trabajos en playas.
Se debe tener en cuenta que, además del esfuerzo, también puede afectar a la carga o la tensión térmica la utilización de cierto tipo de ropa de trabajo o de equipo de protección que obstaculicen la disipación de calor por radiación y convección. Además, la elevación de la humedad relativa disminuye la disipación por evaporación. En estas circunstancias, los mecanismos de enfriamiento se pueden ver superados, conduciendo a las lesiones por calor.
Prevenir el estrés térmico en el trabajo
Las personas trabajadoras no aclimatadas pueden sufrir daños en condiciones de estrés térmico por calor, que no son dañinas para las que ya llevan tiempo trabajando en esas condiciones. La aclimatación es un proceso gradual que puede durar de 7 a 14 días. Durante el mismo, el cuerpo se va adaptando a realizar una determinada actividad física en condiciones ambientales calurosas. Para ello, se debe:
- Organizar el trabajo de forma diferente. Lo ideal es empezar la jornada lo antes posible y evitar las horas centrales, especialmente en esta época del año, donde los días son más largos.
- Evitar los trabajos en solitario, especialmente si son pesados, en las horas centrales del día. Si es posible, es importante habilitar sombras, pero, si por la naturaleza del trabajo no es posible, aumentar las pausas y los descansos, no solo para hidratarse, sino para protegerse del sol.
- Establecer rotaciones para trabajar en el exterior, de manera que no pasen varias horas expuestas al sol en plena ola de calor.
- Aumentar las pausas de forma mucho más frecuente para la hidratación obligatoria, que tiene que ser con agua.
- La empresa debería proporcionar zonas de descanso adecuadas, con medios para refrescarse como duchas o que faciliten el descenso de la temperatura corporal.
- Es necesario proteger la cabeza con gorros o sombreros, evitando la sobreexposición al sol. También es importante utilizar cremas solares para evitar quemaduras de piel. En este sentido, la ropa tiene que ser amplia, ligera y de color claro.
- Disponer de las medidas necesarias para poder actuar en caso de emergencia, con agua fría o hielo, para poder enfriar a la persona que ha sufrido un problema.
Trastornos que puede ocasionar una ola de calor
Estos trastornos producidos por el calor son:
- Síncope: se produce al estar de pie e inmóvil durante mucho tiempo en sitio caluroso, cuando no llega suficiente sangre al cerebro. Pueden sufrirlo sobre todo las personas no aclimatadas al calor al principio de la exposición. Los síntomas son: desvanecimiento, visión borrosa, mareo, debilidad, pulso débil.
- Agotamiento por calor: en condiciones de estrés térmico por calor por trabajo continuado, sin descansar o perder calor, y sin reponer el agua y las sales perdidas al sudar. Los síntomas son: debilidad y fatiga extremas; náuseas, malestar, mareos, taquicardia, dolor de cabeza; pérdida de conciencia, pero sin obnubilación; piel pálida, fría y mojada por el sudor. La temperatura corporal puede superar los 39º C.
- Golpe de calor: fenómeno poco frecuente, pero muy grave. Constituye una urgencia médica. Se caracteriza por un aumento de la temperatura por encima de los 40º C; piel seca y caliente; pulso rápido y probable aparición de convulsiones y coma; todo ello, como consecuencia de la quiebra total del mecanismo de regulación mencionado y que puede provocar la muerte. Requiere una atención hospitalaria urgente.
Desde USO, solicitamos a las empresas que actualicen la formación y el protocolo de actuación en caso de producirse dichos daños, así como otros accidentes que puedan darse en el exterior. Igualmente, esto debe hacerse en conjunto con los delegados de prevención, que deben estar informados y formar parte de todas estas actuaciones. Si no están estipuladas las acciones o no se ha formado sobre estas, se deben requerir con carácter de urgencia, pues ya tenemos encima la primera ola de calor de este año y con toda probabilidad no será la única.
Comments are closed.