Según la OIT, 49,6 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso. USO exige a los gobiernos que ofrezcan protección social universal
Un informe publicado por la OIT revela una nueva estimación mundial que cifra en 49,6 millones las personas que se encuentran a diario en situación de esclavitud moderna (trabajo forzoso y matrimonio forzoso). Más de la mitad (52%) de todos los trabajos forzosos y una cuarta parte de los matrimonios forzosos se encuentran en países de renta media-alta o alta.
USO, junto con la CSI, exige a los gobiernos que respeten la libertad de los trabajadores para asociarse y negociar colectivamente así como que proporcionen una protección social universal que asegure a los trabajadores los ingresos que necesitan para evitar perder su libertad y convertirse en esclavos modernos.
A nivel nacional, USO respalda la aprobación de una ley de debida diligencia que garantice justicia frente a las empresas que cometen abusos a través de su actividad, incluyendo las cadenas de suministro.
50 millones de esclavos modernos
El informe elaborado por por la Organización Internacional del Trabajo, la Fundación Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define la esclavitud moderna como la antítesis de la justicia social y el desarrollo sostenible y cifra en 49,6 millones el número de personas víctimas de este delito.
La esclavitud moderna consta de dos componentes principales: el trabajo forzoso y el matrimonio forzoso. Ambos se refieren a situaciones de explotación que una persona no puede rechazar ni abandonar debido a amenazas, violencia, engaño, abuso de poder u otras formas de coacción. El trabajo forzoso lo sufren 27,6 millones de personas, y el matrimonio forzoso, 22 millones. Las estimaciones mundiales de 2022 muestran un aumento de diez millones de hombres, mujeres y niños que han sido forzados a trabajar o contraer matrimonio, en comparación con el último informe publicado en 2017.
Las crisis agravadas (la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y el cambio climático) de los últimos años han provocado una perturbación sin precedentes del empleo y la educación; un aumento de la pobreza extrema y de la migración forzosa y en condiciones de inseguridad, así como un incremento de las denuncias de violencia de género. Todo ello contribuye a aumentar el riesgo de todas las formas de esclavitud moderna. Los más vulnerables son los más expuestos a sufrir la esclavitud moderna: los pobres y las víctimas de la exclusión social, los trabajadores de la economía informal, los trabajadores migrantes irregulares o carentes de protección y las personas que son objeto de discriminación.
Aumenta el trabajo forzoso
Según la estimaciones del informe, 27,6 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso, lo que se traduce en casi 3,5 personas en esta situación por cada mil personas en el mundo. Las mujeres y las niñas representan 11,8 millones del total de personas en esta situación. Más de 3,3 millones de los niños en situación de trabajo forzoso no están escolarizados.
El trabajo forzoso ha aumentado en los últimos años traduciéndose en un incremento de la prevalencia de 3,4 personas a 3,5 por cada mil personas en el mundo. El aumento se explica por el incremento de las cifras en la economía privada.
Las perturbaciones de los ingresos a causa de la pandemia provocaron un mayor endeudamiento entre los trabajadores y, con ello, se observó un aumento de la servidumbre por deudas. La crisis también causó un deterioro de las condiciones de trabajo de muchos trabajadores, lo que propició el trabajo forzoso.
Ninguna región del mundo está libre de este tipo de esclavitud moderna. La región de Asia y el Pacífico concentra más de la mitad del total mundial (15,1 millones), seguida de Europa y Asia Central (4,1 millones), África (3,8 millones), las Américas (3,6 millones) y los Estados Árabes (0,9 millones). Pero esta proporción cambia cuando se expresa como proporción de la población, con lo que el mayor número de personas en esta situación se encuentran en los Estados Árabes (5,3 por mil personas), seguida de Europa y Asia Central (4,4 por mil), las Américas y Asia y el Pacífico (ambos con 3,5 por mil), y África (2,9 por mil).
El trabajo forzoso es preocupante independientemente del grado de riqueza de un país. Más de la mitad se presenta en países de ingresos medianos altos o de ingresos altos. El número de trabajadores sujetos a esta forma de esclavitud moderna es más elevado en los países de ingresos bajos (6,3 por mil personas), seguido por los países de ingresos altos (4,4 por mil).
Estas cifras representan un desafío a la hora de lograr acabar con esta lacra. Sin embargo, es imprescindible adoptar medidas más eficaces si se pretende cumplir con la Meta 8.7 de los ODS: poner fin a la esclavitud moderna de los niños a más tardar en 2025 y, de forma universal, en 2030.
Medidas para combatir este aumento
La OIT considera esenciales las siguientes prioridades en materia de políticas para luchar contra la esclavitud moderna:
- Respetar las libertades y derechos de los trabajadores, en particular, la libertad sindical y de asociación y el derecho a la negociación colectiva.
- Ampliar la protección social, incluidos los pisos de protección social, a todos los trabajadores y sus familias.
- Combatir el trabajo forzoso y la trata de personas con fines de trabajo forzoso en las actividades empresariales y las cadenas de suministro.
- Promover la contratación equitativa y ética.
- El refuerzo de las inspecciones de trabajo públicas.
- Medidas para hacer frente a la vulnerabilidad de los inmigrantes al trabajo forzoso y a la trata de personas con fines de trabajo forzoso.
- Medidas para abordar el problema de los niños atrapados en situaciones de trabajo forzoso.
- La eliminación del trabajo forzoso impuesto por el Estado.
- Alianzas y cooperación internacional.
- Protección civil y penal adecuada en la legislación nacional para las víctimas del matrimonio forzoso.
- Inversión en el desarrollo de la capacidad de acción de las mujeres y las niñas.
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