La Semana Social Europea de EZA ha tratado sobre el futuro del trabajo, la transición energética y la digitalización, con la ecología del trabajo como una de las soluciones
La ecología del trabajo y el camino a una economía verde y respetuosa con las personas ha centrado la Semana Social Europea de EZA. El Centro Europeo para los Asuntos de los Trabajadores (EZA, por sus siglas en alemán), ha celebrado en la ciudad francesa de Lyon su 8ª Semana Social Europea bajo el lema “(R)evolución Europa: Mundo laboral y diálogo social del futuro”, entre los días 24 y 26 de febrero. USO ha participado con la presencia de la secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos, Laura Estévez; el responsable de Juventud de FAC-USO, David del Río; y la secretaria de Igualdad de FTSP-USO-Andalucía, Lucía Gutiérrez.
El encuentro comenzó con un recuerdo muy especial para toda la población ucraniana, representada en este acto por el sindicato Vost-Volya. La responsable del Departamento de Jóvenes, Uliana Pyrih, hizo balance de este año de conflicto, contando la situación actual de la mayor parte de la población, cercada y acuciada por el “genocidio eléctrico”.
Ecología del trabajo
La catedrática de la Universidad Católica de Lille Sophie Izoard-Allaux analizó la ecología del trabajo. La doctora planteó la absoluta necesidad de salir del círculo “extraer, consumir, tirar”, abandonar “la cultura del desecho” y dar un paso hacia una ecología del trabajo.
“Vivimos en una economía a demanda, que se ha ‘plataformizado’. Es el paraíso del consumidor, pero el infierno del trabajador. Detrás de una compra en un clic, hay un puesto de trabajo también a golpe de clic. La persona ha pasado a ser un bien de consumo más, que se utiliza y se tira después”, ha expuesto Izoard-Allaux.
La catedrática francesa ha incidido en que nuestra forma actual de vivir y consumir “amenaza la biodiversidad, pero también otro tipo de diversidades. Estamos perdiendo la diversidad cultural, la diversidad económica -los productos son los mismos en todos los sitios- y, con ello, la diversidad de opiniones y puntos de vista. Vivimos en una dictadura de las finanzas, y eso solo nos llevará a más desigualdad y a la pobreza generalizada”.
Además, ha hecho un llamamiento a “recuperar el trabajo como una necesidad. Trabajar forma parte de la vida; es el camino a la maduración, el desarrollo y la realización personal de las personas. El trabajo decente reduce las desigualdades y hace innecesario el asistencialismo paternalista. Hoy el trabajo está deshumanizado, por eso hay que mirarlo desde un punto de vista de la ecología humana, debemos recuperar un modelo social fundado en el respeto a la vida humana porque el mundo, como lo conocemos, está bajo amenaza de desintegración”.
Empleo verde, empleo humano
Las ponencias sobre economía verde ahondaron en esta visión de un trabajo y una vida más ecológicos. En este sentido, varios estudios presentados durante las sesiones demuestran cómo la relocalización de los sectores y la racionalización de la producción en cercanía revertirán positivamente en muchos sectores.
Así, uno de los sectores más beneficiados por la descarbonización de la economía será la construcción. En todos los escenarios, habrá una gran necesidad de puestos de trabajo ligados a la renovación de edificios ineficientes o la construcción de nuevos, sostenibles. Otros sectores que crearían mucho empleo en una economía verde serían el científico-técnico, los servicios presenciales personalizados (asistencial y cuidados, hotelería, hostelería), información y comunicación, e informática. Se necesitarían en este modelo de producción menos personas en el sector financiero y en el de transporte y logística, por la mayor cercanía de la producción.
En el modelo actual, sin una responsabilidad social en nuestros países y en aquellos en los que producimos, las personas trabajan para sobrevivir, no para vivir. Por eso, hay que garantizar a todo el mundo el acceso a un trabajo que permita desarrollar vidas dignas, no subvencionadas.
Es necesario redirigir el crecimiento. El crecimiento no es solo económico: necesitamos crecer intelectualmente, científicamente y socialmente. Eso es un crecimiento sostenible.
Y, además, comportarnos sosteniblemente a nivel individual: nuestra tarea como individuos es consumir menos y consumir mejor si queremos redirigir una sociedad del consumo a una sociedad social.
Trabajos penosos, sueldos más altos
Durante las sucesivas ponencias, se puso sobre la mesa la falta de mano de obra en sectores más penosos. Así, los puestos con peores condiciones laborales, como en construcción o en la cadena de reciclaje, tienen dificultad para ser cubiertos.
En esto, el secretario confederal de CTFC-Francia, Joseph Thouvenel, es muy claro: “¿Dónde está la ley de la oferta y la demanda cuando hablamos de salarios? Siempre que se habla de economía, se dice que todo está regulado por la ley de la oferta y la demanda, es la panacea para todo. Sin embargo, cuando hablamos de subir salarios para puestos de difícil cobertura, no, ahí no hay ley de la oferta y la demanda. Si tienen problemas para encontrar trabajadores, ¿por qué no ofertan sueldos más altos que hagan esos trabajos atractivos?”
Estos puestos, con alta empleabilidad, son, sin embargo, dejados de lado. No solo por su penosidad, sino por la falta de equilibrio entre la formación y las necesidades del mercado laboral: potenciar la formación profesional y no estigmatizarla con respecto a la formación universitaria es básico para una mejor empleabilidad. Pero, además de adecuar esta correspondencia entre empleos disponibles y formación y recualificación, es necesario adelantarse a lo que viene para hacer un estudio de los empleos más demandados en el futuro. Así, los jóvenes se formarán sabiendo cómo es más fácil su incorporación al mercado laboral.
La inteligencia artificial, no tan inteligente
Otro de los grandes retos del presente y del futuro inmediato para el trabajo es la digitalización y la inteligencia artificial. Según los diferentes expertos en la materia que se han dado cita en la Semana Social Europea, la inteligencia artificial y la robotización no han tenido, hasta ahora, los efectos devastadores en el trabajo que se vaticinaban. Esto, en relación al número de puestos de trabajo destruidos. Después de todo, y a pesar de la automatización de muchos puestos de trabajo, no ha habido (al menos, hasta ahora) una sustitución masiva de personas por máquinas o programas informáticos.
No obstante, la irrupción de la tecnología en el mundo del trabajo sí ha cambiado este. Por ejemplo, ha introducido nuevos problemas de derechos, como proteger el de la desconexión digital, especialmente de los teletrabajadores. Y también ha deshumanizado el trato, con cientos de algoritmos que controlan de forma oscura el trabajo de las personas. Especialmente en el trabajo en plataformas, pero no solo: también en otros campos de los servicios.
En este sentido, los ponentes apuntan al papel clave de los sindicatos. Las herramientas de organización del trabajo a través de algoritmos deben estar reguladas por la negociación colectiva. Porque “el algoritmo no busca lo más justo, sino lo más eficaz”.
El teletrabajo: ventajas y desventajas
También en el caso del teletrabajo es necesario hablar de tecnología. Esta lo ha propiciado y mejora la calidad de vida de muchas profesiones. Favorece también la ecología del trabajo, evitando miles de desplazamientos y mejorando la conciliación familiar. Es más productivo, reduce el estrés y también otras enfermedades comunes, por el menor contacto con gente ajena al núcleo familiar.
Pero no en todos los países se protegen los derechos de los teletrabajadores. En algunos de ellos no se ha desarrollado ninguna ley; y en otros, como en España, la aparición de nuevas obligaciones para el empresariado en el trabajo a distancia ha frenado su crecimiento.
En todo caso, el mayor peligro desde el punto de vista sindical y colectivo es el aislamiento de estos trabajadores, la menor protección de su salud laboral y la falta de seguridad informática. Esta se protege mejor en las sedes de las empresas, y también el contacto con el resto de compañeros favorece la organización colectiva. Según los estudios presentados por las ponencias, realizados por la Universidad de Standford, lo mejor es un híbrido: dos o tres días de teletrabajo a la semana y que siempre sea algo voluntario.
USO, ante los nuevos retos del trabajo
Las exposiciones de los expertos sobre el futuro del trabajo y los nuevos retos para los trabajadores y el sindicalismo han reforzado las posiciones de USO al respecto. “Por un lado, el concepto de ecología del trabajo está en las propias convicciones de nuestro sindicato, pues pone a la persona en el centro de la organización laboral y de los derechos. Pero, además, esta teoría demuestra que es bueno también para el empresariado, por su mayor productividad con trabajadores satisfechos, y para el medio ambiente. No hay desarrollo sostenible sin poner en práctica este concepto”, expone Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO.
Igualmente, se han puesto sobre la mesa algunas propuestas que USO lleva año defendiendo, como “gravar con mayores tasas a aquellas empresas que aprovechen la digitalización solo para maximizar beneficios y no para crear empleo o redistribuir sus ganancias con mejores salarios. La fiscalidad de la digitalización debe ser más justa para que la transición sea completa”, concluye Estévez.
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