La CSI insta a Naciones Unidas a que se eleve el umbral de la pobreza, establecido en 1,25 USD al día, tras la publicación del informe de su Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes sobre la Agenda de la ONU para el Desarrollo después de 2015, a fin de contribuir a lograr la ambición de poner fin a la extrema pobreza por medio del desarrollo sostenible. Aunque el informe ofrece un punto de partida sólido, los Estados miembros de la ONU deben ir mucho más lejos en sus compromisos si queremos que la Agenda Post-2015 suponga una auténtica transformación.

“Hay muchos elementos positivos en el informe, pero ahora es necesario que se haga mucho más hincapié en la aportación de trabajo decente, la protección social universal y en responder al enorme reto de combatir la desigualdad”, ha señalado la Secretaria General de la CSI Sharan Burrow. “Hace falta que la ONU ponga todo su peso en los esfuerzos encaminados al logro de los derechos fundamentales, a asegurarse de que los trabajadores y trabajadoras puedan salir de la pobreza y mantener a sus familias. Estas ambiciones no podrán cumplirse si la comunidad mundial continúa con más de lo mismo”. 

 

El énfasis que pone el Grupo en los derechos humanos y la responsabilidad de gobiernos, instituciones públicas y el sector privado hacia los ciudadanos es notable, al igual que el reconocimiento de la interconexión del desarrollo social y económico con la sostenibilidad medioambiental y el cambio climático.

Pese a que los sindicatos acogen favorablemente el énfasis en el crecimiento inclusivo, la estabilidad financiera y la inversión a largo plazo, la ausencia de un compromiso absoluto con vistas a lograr el trabajo decente para todos constituye una grave omisión.

La creación de empleo, los derechos de los trabajadores, la protección social y el diálogo social no pueden considerarse como algo excesivamente ambicioso para los países en desarrollo. Esto es discriminatorio y equivale a una aceptación de la explotación.

Que el informe haga hincapié en el papel del sector empresarial en el desarrollo resulta comprensible, pero debería complementarse asignando un papel igualmente importante a los trabajadores. Así pues, es lamentable que el Grupo una vez más no reconozca la importancia del diálogo social para aumentar la productividad, crear mejores condiciones de trabajo y construir unas sociedades más fuertes y cohesivas.

“En su lugar, el informe se fija como objetivo reducir a cero el número de personas que subsisten con menos de 1,25 dólares al día. Es lo que los trabajadores de Bangladesh empleados para fabricar prendas de vestir para los mercados mundiales están ganando hoy, lo mismo que los obreros de la construcción que levantan rascacielos y estadios de fútbol en los países del Golfo, o los trabajadores agrícolas que cultivan productos para las grandes corporaciones agroalimentarias. La responsabilidad corporativa no puede quedar fuera de la ecuación si queremos atacarnos a las raíces mismas de la extrema pobreza, y las multinacionales deberían reformar sus operaciones y modificar la carga de responsabilidades a lo largo de la cadena de suministros para asegurar la sostenibilidad medioambiental, el trabajo decente y la garantía de un salario digno”, afirma Burrow.

Por último, el movimiento sindical internacional insiste en que los Estados miembros de la ONU deben negociar sus compromisos para después de 2015 a través de una vía democrática e inclusiva. Reafirma además seguir aspirando a lograr un resultado que responda a las demandas de los trabajadores y trabajadoras y de las comunidades del mundo entero.