El último informe de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial alerta de un aumento del 30 % en muertes relacionadas con el calentamiento global

El informe de 2023 de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial se centra en los efectos del calentamiento global. Y alerta de que la mortalidad vinculada al aumento del calor en Europa ha subido un 30 % en los últimos veinte años. Este estudio del Servicio de Cambio Climático de la Comisión Europea y la OMM advierte, además, que 2024 se prevé como otro año de calor extremo. 2023 ya fue el más cálido del que hay constancia en milenios y se notó especialmente en Europa.

De hecho, exceptuando zonas de Escandinavia e Islandia, todo el continente ha sufrido anomalías de temperatura al alza. Se han notado especialmente en Europa Oriental, pero España no se ha salvado. Las zonas más golpeadas (+2º) en nuestro país han sido las Alpujarras (Granada y Almería) y puntos del norte de Cataluña. Mejor se ha portado el clima con el Sistema Ibérico y la Meseta Norte, y con el valle bajo del Guadalquivir, con cambios al alza de apenas 0,5º.

2023: el peligro del calentamiento global para la salud

Pero, ¿qué efectos tienen estos cambios para nuestra vida diaria? En 2023, se registró el récord de días con “estrés térmico extremo”, según señala el informe. Y  la tendencia es creciente.

Durante el punto álgido de la ola de calor de julio, el 41 % del sur de Europa sufrió fuerte estrés térmico, con posibles consecuencias para la salud. La peor ola consecutiva de calor se dio en 2010, pero la siguiente ya fue la del verano pasado: 17 días consecutivos, la segunda quincena de agosto, con una temperatura más de 9º por encima de la habitual para la fecha.

Tantas anomalías se registraron en 2023, que, por primera vez en la historia, la OMS declaró la emergencia de salud pública por crisis climática y fenómenos meteorológicos extremos. Además de las estimaciones de cómo el calor aumenta el riesgo de muerte, hay datos exactos ligados a catástrofes naturales: en Europa fallecieron 63 personas por tormentas, 44 por inundaciones y 44 por incendios forestales el año pasado. Las pérdidas económicas asociadas al clima, además, se estiman en 13.400 millones de euros.

USO, junto a la CES, demanda que no se recorte en transición ecológica

En medio de este contexto de aceleración del cambio climático y agravamiento de sus consecuencias, el objetivo de la Unión Europea corre el riesgo de fracasar si no está respaldado por una agenda social sólida. Y ese objetivo consiste en alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050 y la aplicación de políticas que acelerarán drásticamente el ritmo de la descarbonización de aquí a 2030.

El Parlamento Europeo ha dado el visto bueno a las nuevas reglas fiscales que supondrán el diseño por parte de los Estados miembros de sendas de ajuste para cumplir con los umbrales de déficit y deuda exigidos. Esto se traduce en un recorte de los presupuestos nacionales de más de 100 mil millones de euros al año a partir de 2027, o el aumento de la cantidad equivalente a través de impuestos. Estos recortes impedirían que la mayoría de los miembros de la UE cumplan sus objetivos de inversión en escuelas, hospitales y viviendas, según un estudio de la Fundación Nueva Economía para la Confederación Europea de Sindicatos (CES).

Ante esta situación, y para poder financiar adecuadamente una transición ecológica que sea socialmente justa, USO, junto con la CES, demanda la aplicación de una tributación progresiva y la implementación de un mecanismo de inversión permanente para garantizar que los estados miembros todavía tengan capacidad para cumplir objetivos sociales y ecológicos. La mayoría de los impuestos ecológicos aplicados hasta ahora se consideran no progresivos (la carga la soportan los más pobres). Por ello, un impuesto sobre el patrimonio podría ayudar a que la transición sea aceptada por los trabajadores y podría generar importantes recursos para financiar la acción climática.