Salud mental: más de la mitad de los jóvenes con problemas económicos tiene trastornos mentales: el coste de las consultas les impide tratarse

Un estudio del Consejo de la Juventud y Oxfam señala que más de la mitad de los jóvenes españoles con dificultades económicas tienen problemas de salud mental. Además, no pueden permitirse “el lujo” de ir a una consulta médica. Es otro de los efectos de la precariedad laboral y la situación de desesperanza ante el futuro que sienten nuestros jóvenes y que denunciamos en este Día Internacional de la Juventud.

El principal motivo es el coste de las mismas: dos consultas mensuales pueden suponer un 15 % del salario de una persona que gana el SMI, puesto que su precio oscila entre los 40 y los 120 euros.

Pero, además, acudir a la sanidad pública no es una opción para ellos. Solo el 17 % de los jóvenes declara haber sido atendido por especialistas de la sanidad pública en menos de un mes. Y casi el 38 %, directamente, no busca ayuda profesional.

Esto refleja una brecha de desigualdad en la atención sanitaria, afectando especialmente a las mujeres y a los jóvenes con carencias materiales severas o en situación de desempleo.

Estrés, como forma de vida

Todo esto viene dado, según el informe elaborado por el Consejo de Juventud de España y Oxfam Intermón, por la precaria situación económica y social que obliga a los jóvenes a realizar equilibrios para combinar estudios con trabajos precarios y alquileres inalcanzables para sus bolsillos.

Al 55,9 % de los jóvenes de entre 15 y 29 años se les ha diagnosticado algún trastorno de salud mental en 2023. De ellos, el 25 % asegura haber recurrido al alcohol o a las pastillas para poder calmarse.

A nivel europeo, la incidencia de problemas como la soledad, la ansiedad, el aislamiento social en los jóvenes se ha duplicado desde 2019. En España, la situación es particularmente grave para este segmento de la población, como denuncia Andrea Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España: “Vivimos día a día la precariedad más injusta” y añade: “Se nos denomina como generación de cristal, una generación indolente y sin esfuerzo. Todo ello genera desafección en el presente y una incertidumbre en el futuro”.

Como máximo exponente de la presión, las personas con ingresos bajos han tenido ideas sobre el suicidio en un 40,8 %, un porcentaje mucho menor entre quienes viven cómodamente: 18,4 %.

Más de un millón y medio no cubre sus necesidades básicas

Las causas de este malestar, apunta el informe, son el ritmo de vida acelerado, la dificultad de encontrar un empleo en condiciones dignas, el acceso a una vivienda o la alta competitividad existente.

Una situación que provoca que casi un tercio de los jóvenes viva en una situación de riesgo de pobreza o exclusión social, según la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Además, un 11,5 % de ellos, vive en carencia material severa, es decir, no tiene dinero para mantener una temperatura adecuada en su casa, no puede irse de vacaciones o no puede permitirse una comida de carne o pescado cada dos días. Esto viene a significar que 1.550.200 jóvenes entre 15 y 29 años no pueden cubrir sus necesidades básicas.

El informe también subraya que la juventud que estudia y trabaja simultáneamente presenta una incidencia del 59% de problemas de salud mental, mientras que aquellos que solo estudian tienen un 35 % de diagnósticos. La combinación de responsabilidades laborales y académicas incrementa significativamente el estrés y los trastornos mentales.

Falta personal sanitario de salud mental

Otro factor importante son las desigualdades de género, ya que, hay una brecha entre las mujeres a las que se les diagnostica un problema de salud mental con un porcentaje del 50% frente al 41 % de los hombres.

El acceso a la terapia es otro aspecto crítico, ya que, la investigación muestra una falta de recursos y de información disponible para atender estos problemas.

En los últimos años, los problemas psicológicos entre la población han aumentado, especialmente tras la pandemia, hasta alcanzar los 56.856 casos clínicos por cada 100.000 habitantes, un crecimiento del 450% en la última década, según datos del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el número de especialistas en la sanidad pública no ha aumentado y España tan solo cuenta con 5,14 psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 de media de la UE y los 26 de los países de la OCDE.

Juventud-USO alerta este doble problema: “por un lado, la situación precaria y a veces desesperada que sufrimos los jóvenes. Y, por otro, que quienes eligen estas especialidades médicas, también en muchos casos jóvenes recién titulados, no tienen esperanzas de trabajar por la poca importancia que se le da a su labor en el sistema público de salud. Cuidar la salud mental de la población, y especialmente de la población joven, más sensible a ella que anteriores generaciones, es básico para mejorar nuestras condiciones de vida en general”.