El 17 de octubre, la ONU celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza con la idea de aumentar la conciencia sobre este grave problema a nivel mundial

El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza se conmemora el 17 de octubre con el objetivo de obligar a una reflexión como sociedad de las personas que viven en las condiciones más extremas. Fue declarado en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Desde USO, nos unimos a esta celebración reivindicativa, con un propósito fundamental: aumentar la conciencia sobre la urgencia de erradicar la pobreza y la indigencia en todo el mundo. Y, con ello, obligar a tomar las medidas necesarias para garantizar su acceso a derechos humanos fundamentales.

El maltrato social e institucional: un obstáculo invisible, pero devastador

El tema central de este año es el maltrato social e institucional para quienes viven en la pobreza. Y no se trata solo de una cuestión de falta de recursos económicos. Es también una condición que involucra factores visibles e invisibles. Entre estos últimos, están las actitudes hostiles, la estigmatización, la discriminación y el juicio constante al que se somete a las personas pobres. Se las juzga por su apariencia, acento o la percepción de su situación. Esto no solo deshumaniza a las personas, sino que las margina perpetuando su exclusión.

Este maltrato se manifiesta en políticas discriminatorias y prácticas que obstaculizan el acceso a derechos fundamentales, tales como la salud, la educación, la vivienda y el reconocimiento legal de la identidad. Al final, estos sistemas, lejos de ayudar, acaban reforzando la desigualdad. Además, crean una espiral de exclusión y vulnerabilidad de las personas más pobres. Este doble filo de violencia es aún más profundo para aquellos que enfrentan otras formas de discriminación. Nos referimos a las relacionadas con el género, la orientación sexual, la raza o la etnia.

Al final, vivir día a día con esta combinación de injusticia y deshumanización tiene efectos devastadores. Afecta en la autoestima, la autonomía y la capacidad de las personas para superar la pobreza. Este maltrato social e institucional priva a los individuos de su dignidad, pero también supone una pérdida incalculable de potencial humano para la sociedad.

Avances y desafíos en la erradicación de la pobreza: la urgencia de la acción global

A nivel global, se han logrado algunos avances en la lucha contra la pobreza. Sobre todo, desde la I Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, en 1995. Sin embargo, la confluencia de crisis económicas, sanitarias y climáticas ha dificultado el progreso. Así lo destaca el Informe Social Mundial 2024, titulado “Desarrollo social en tiempos de crisis convergentes: un llamamiento a la acción global”.

En este se revela que menos de una 1/5 parte de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están en camino de cumplirse. Aproximadamente la mitad muestra avances insuficientes y más de un tercio de las metas están estancadas o, incluso, en retroceso. En particular, el ODS 1, que se refiere a la erradicación de la pobreza en todas sus formas, enfrenta desafíos alarmantes. Esto se debe al aumento de las desigualdades económicas y sociales.

Además, se estudiarán formas de actuar conjuntamente para alcanzar el ODS 16, que promueve sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Algunos datos clave del informe social mundial 2024

  • El impacto de las crisis recurrentes: los efectos combinados de la pandemia de covid-19, la inestabilidad económica y la crisis climática han profundizado las desigualdades. Esto ha dejado a muchas poblaciones en una situación más vulnerable que antes.
  • La necesidad de una acción concertada: se requiere de una cooperación internacional más sólida, aunque los esfuerzos nacionales sean cruciales. Solo con una acción global se podrá mitigar el impacto de estas crisis. De esta forma, se protegerán los avances en desarrollo social.
  • La pobreza extrema aún afecta a millones de personas: en 2013, aproximadamente 783 vivían con menos de 1,90 dólares al día. A pesar de que esta cifra ha disminuido en comparación con los 1.867 de 1990, persisten importantes focos de pobreza. Sobre todo, en regiones como el África Subsahariana y el Asia Meridional, además de algunos países de ingresos medios y altos.

El tercer decenio de las Naciones Unidas para la erradicación de la pobreza (2018-2027)

La ONU proclamó el Tercer Decenio para la Erradicación de la Pobreza (2018-2027) con el lema “Acelerar las acciones globales para un mundo sin pobreza”. Su objetivo es movilizar a los países para que implementen políticas integradas y efectivas. También tienen que abordar las múltiples dimensiones de la pobreza. Y, por supuesto, es clave un entorno internacional propicio.

Durante el Tercer Decenio, los avances han sido significativos. Se han dado en áreas como el crecimiento económico, la creación de empleo, la igualdad de género, la educación y la salud. Sin embargo, más de 300 millones de trabajadores en países en desarrollo continúan en situación de pobreza extrema. No llegan a unos ingresos familiares de 1,90 dólares al día.

Para erradicar la pobreza para 2030, será necesario reducir en 110 millones por año las personas en esta situación. Es un desafío monumental. Además, requerirá de una acción concertada de los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. Por eso, el sistema de las Naciones Unidas juega un papel crucial en la coordinación de estos esfuerzos. Y su impacto será mayor si se complementa con políticas nacionales efectivas.

Día contra la Pobreza: un llamamiento a la acción

Desde USO, en este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, hacemos un llamamiento urgente a redoblar los esfuerzos para combatirla, puesto que afecta a millones de personas en el mundo. Para ello, es fundamental que las políticas sociales aborden las causas estructurales que perpetúan la desigualdad y la exclusión. Esto implica un cambio en las actitudes sociales que estigmatizan y deshumanizan. No es suficiente únicamente con políticas y programas.

Por eso, reafirmamos nuestro compromiso de seguir luchando por los derechos de los trabajadores. Especialmente, los que viven en condiciones de vulnerabilidad. También instamos a las autoridades a que adopten medidas urgentes para garantizar un acceso equitativo a los servicios esenciales. Además, se deben eliminar las barreras institucionales y sociales que perpetúan la pobreza. Su erradicación es posible, pero solo sí trabajamos juntos. Es la única manera de garantizar que todas las personas tengan la oportunidad de vivir con dignidad y prosperar.