Según el estudio de Syndex para USO, la temporalidad y la parcialidad en España es mayor entre las mujeres
La precariedad laboral afecta, principalmente, a las mujeres. Es una de las conclusiones recogidas en el informe elaborado por Syndex Consultores para USO, que analiza en profundidad cómo la temporalidad y la parcialidad afectan de manera desproporcionada a las mujeres en el mercado laboral español.
Los datos revelan que estas formas de empleo precario no son elecciones individuales, sino el resultado de barreras estructurales y desigualdades de género arraigadas.
Medidas contra la desigualdad y garantizar un mercado laboral más igualitario
En este sentido, USO reclama medidas urgentes para abordar la precariedad laboral de las mujeres y construir un mercado laboral más justo e igualitario. Entre las principales propuestas destacan:
- Promoción de la corresponsabilidad y apoyo a la conciliación: implementar políticas que impulsen un reparto equitativo de las tareas domésticas y de cuidado entre hombres y mujeres. Por otro lado, incrementar recursos para permisos familiares, flexibilidad horaria y cuidado infantil y de personas dependientes.
- Reducir la parcialidad y la temporalidad, a través de regulaciones que limiten el abuso de estas formas de contratación, especialmente en sectores feminizados.
- Abordar la brecha salarial. ¿Cómo? A través de la realización de auditorías retributivas y sanciones efectivas para empresas que discriminen salarialmente por género.
- Fomentar la igualdad de oportunidades. Son necesarias medidas efectivas para eliminar el techo de cristal y facilitar el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad.
Desde USO, reiteramos nuestro compromiso con la defensa de los derechos laborales y la igualdad de género. Este informe evidencia la necesidad de implementar políticas laborales inclusivas y transformadoras que permitan a las mujeres acceder a empleos estables, dignos y bien remunerados.
Más temporalidad y parcialidad para las mujeres
Los contratos temporales y a tiempo parcial tienen una gran relevancia en el mercado laboral de España. Según datos extraídos del informe de Syndex para USO, éstos afectan de manera desproporcionada a las mujeres, evidenciando desigualdades estructurales de género.
A pesar de que la integración laboral de las mujeres ha sido masiva en las últimas décadas, sigue existiendo precariedad y discriminación. Uno de los factores que lo explica es la doble carga de trabajo que asumen las mujeres, con mayor responsabilidad doméstica y de cuidados, aceptando empleos con jornadas reducidas o contratos temporales para poder conciliar su vida laboral y familiar. A su vez, estas características perpetúan las desigualdades estructurales de género tanto en términos como en condiciones, limitando así sus oportunidades.
La conciliación femenina, estrechamente ligada con la parcialidad laboral
En España, los patrones de parcialidad y la temporalidad se encuentran claramente feminizados. La principal causa de parcialidad para hombres y mujeres es que no han encontrado un trabajo a tiempo completo y, la de temporalidad que no han encontrado un contrato indefinido. Sin embargo, en la segunda causa de parcialidad es donde aparecen las diferencias de género: para los hombres es la educación, mientras que para las mujeres es la atención de personas adultas con discapacidad o niños/as. Concretamente, el 18 % de las mujeres en esta situación se dedican a dichos cuidados frente al 4 % de los hombres.
Si tenemos en cuenta la edad, observamos una gran diferencia en la integración laboral de hombres y mujeres. Éstas sufren un aumento considerable de contratos parciales en el rango de edad de 25 a 49 años, es decir, cuando crecen las necesidades de conciliación. Más del triple que en los hombres que tienen una parcialidad mucho más lineal. De hecho, la diferencia es mayor de los 50 a los 74, donde por cada hombre con contrato parcial hay 4 mujeres.
Por otro lado, a nivel educativo también vemos grandes diferencias en la temporalidad de las mujeres con estudios terciarios, que tienen empleos más precarios y menos estables que los hombres. Así, el 53 % de ellas tienen contrato temporal frente al 36 % de los varones en el mismo rango educativo.
Concentración de mujeres en trabajos domésticos y de cuidados
En España, se pueden ver claras diferencias de género reflejando un reparto desigual del empleo. Esto provoca discriminación, limitación de posibilidades y de oportunidades.
Las mujeres se concentran en sectores como servicios, educación, sanidad y trabajo social, más asociados a labores domésticas y de cuidados. A su vez, ocupan puestos de bajo nivel jerárquico dejando las posiciones de liderazgo y responsabilidad en manos de los hombres. Como podemos observar, los roles de género hacen su presencia en la integración laboral de las mujeres. Por eso, la doble carga de trabajo “obliga” a las mujeres a buscar empleo en sectores que faciliten una mayor conciliación y que sufren una mayor parcialidad, enfrentándose en muchas ocasiones a una mayor precariedad laboral.
Existen dos tipos de segregación:
- Horizontal: tendencia a que los hombres y las mujeres se concentren en determinados sectores.
- Vertical: desigual reparto de los puestos de responsabilidad y liderazgo, que recaen, mayoritariamente, en los hombres.
La segregación horizontal es consecuencia de la división sexual del trabajo y los estereotipos de género. De hecho, la Fundación ISEAK ha demostrado como los sectores económicos que tienen un mayor grado de feminización son los que tienen también tasas más altas de parcialidad y de temporalidad.
Además, si analizamos los patrones de temporalidad y parcialidad, se observa que las tasas de las mujeres sobrepasan las de los hombres. Aunque no tengamos en cuenta el sector económico analizado o su grado de feminización o masculinización. Esto demuestra que se relaciona directamente con los roles de género y su impacto en la integración laboral de la mujer.
El “suelo pegajoso” y el “techo de cristal”, otras limitaciones femeninas
La segregación vertical es la que refleja la dificultad que tiene la mujer para acceder a puestos de liderazgo y responsabilidad. A pesar de todos los esfuerzos en materia de igualdad, las mujeres siguen padeciendo una mayor precariedad laboral estando más restringido su llegada a cargos más altos.
Entre estos factores se encuentran el “suelo pegajoso” y el “techo de cristal”. El primero hace referencia a cómo las mujeres quedan atrapadas en empleos mal remunerados y de escasas oportunidades debido a los estereotipos de género, a las dificultades para compaginar vida laboral y familiar, discriminación que dificulta su avance o roles menos valorados y peor pagados. El “techo de cristal” alude a las limitaciones no escritas sobre las capacidades de liderazgo de las mujeres, favorecer a los hombres en procesos de promoción, faltas de apoyo y la no disponibilidad por roles de cuidados para ocupaciones más elevadas.
Las mujeres asumen una mayor responsabilidad doméstica
La disponibilidad de las mujeres en empleos estables y a tiempo completo está limitada. Esto se debe a que asumen una carga mucho mayor que los hombres en las tareas domésticas, conduciéndolas a la temporalidad y la parcialidad al encontrar una mayor dificultad para conciliar trabajo doméstico y remunerado.
Según datos del Instituto Europeo por la Igualdad de Género (EIGE), las mujeres dedican un mayor número de horas semanales tanto a las tareas domésticas como a cuidados de niños/as dentro de la unidad familiar. Por eso, deben aceptar contratos temporales en mayor medida que los hombres.
Todo ello conlleva consecuencias negativas en su salud física y mental. El estrés, la fatiga y la falta de tiempo para el autocuidado son algunos de los problemas que enfrentan muchas trabajadoras que deben conciliar ambas responsabilidades. La carga mental, que asumen las mujeres para gestionar el hogar y sus carreras laborales, está directamente asociada con mayores niveles de ansiedad y estrés.
En resumen, los datos evidencian que los roles de género y la concentración del trabajo doméstico son uno de los principales factores que explican la feminización de la parcialidad y la temporalidad.
La brecha salarial sigue siendo notable
A pesar de los avances, la brecha salarial existente entre hombres y mujeres sigue presente. Concretamente, en 2022 era de un 8,70 % favorables a los varones y está ligada a la división sexual del trabajo y a la feminización de la parcialidad y la temporalidad.
La división sexual del trabajo muestra cómo las mujeres con empleo a tiempo parcial y temporales se concentran en los sectores salariales más bajos. Esta distribución desigual supone que las mujeres tengan menos acceso a empleos mejor remunerados.
Por otro lado, los estereotipos de género y el trabajo doméstico sobre las mujeres tienen impacto en la brecha salarial. Debido a las dificultades para conciliar la vida familiar con el trabajo remunerado, las mujeres se ven obligadas a aceptar jornadas parciales y reducidas con menos sueldo. Al mismo tiempo, sufren más interrupciones de su vida laboral debido a unas mayores necesidades de conciliación. Esto es un factor explicativo de la feminización de la temporalidad, relacionadas con la brecha salarial, dado que sus ingresos se interrumpen durante dichos periodos. Además, estas pausas también tiene un impacto negativo en sus oportunidades para promocionar y acceder a puestos de mayor responsabilidad.
La brecha salarial entre hombres y mujeres tiene profundas implicaciones para el bienestar económico de las mujeres a lo largo de su vida.
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