Los jóvenes sufren las peores cifras de emancipación desde 2006, problemas que afectan con mayor virulencia a la juventud que carece de red familiar

La tasa de emancipación de los jóvenes se encuentra en sus peores cifras desde 2006. Únicamente el 14,8 % de la juventud puede vivir fuera del hogar familiar, de acuerdo con el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, ya que el precio de la vivienda se encuentra en niveles muy elevados y los salarios precarios a los que accede la población joven no alcanzan para vivir en solitario. Para ello, deberían de destinar el 100 % de su salario a costear el precio de una vivienda, cuyo alquiler medio se sitúa en 1.072 euros al mes. Además, destaca que el 22,8 % de la juventud trabajadora se encuentra en situación de pobreza y exclusión social.

Estos datos nos muestran que la juventud se encuentra precarizada y con pocas opciones para desarrollar un proyecto de vida individual, teniendo que recurrir al apoyo familiar para poder subsistir. Ahora bien, ¿qué sucede con las y los jóvenes que no cuentan con una red de apoyo familiar?

Emanciparse sin red de apoyo

De acuerdo con los datos revelados por la Federación de Entidades con Proyector y Pisos Asistidos -FEPA-, en su informe 2023, la población tutelada y extutelada en España que ha atendido en 2023 es, en su mayoría, de origen extranjero. Representan un 76,30 %, en contraste con la población joven de origen español. Es mayoritario también el género masculino, que constituye un 77,50 % del total de población atendida, frente a un 21,90 % de población femenina y un 0,60 % identificado como no binario.

Dentro de los principales hallazgos de la FEPA, encontramos que la situación formativa y laboral de la población joven tutelada o extutelada es muy diversa y que ha demostrado una transformación sustancial en los últimos 10 años. En 2023, la mayoría de jóvenes se encontraba cursando estudios, representando un 32,8 % del total. Por su parte, el porcentaje de jóvenes que no estudia ni trabaja constituye un 14,6 %. Mientras, las y los jóvenes que trabajan constituyen un 28,3 %. Finalmente, el porcentaje de jóvenes que estudian y trabajan representan el 24,4 % del total de la población atendida.

Estos datos nos permiten apreciar que constantemente la población tutelada o extutelada está sujeta de discriminación y prejuicios en torno a sus perfiles y actividades. Y, sin embargo, analizando estos datos, solo el 14,60 % del total se encuadra en la población denominada “nini”, que ni estudia ni trabaja. Era más de 3 puntos inferior a la media de la población joven, entre los que quienes ni estudian ni trabajan suponían en esas fechas un 18 %, según la OCDE.

La juventud tutelada o extutelada estudia y/o trabaja

Entre las personas jóvenes tuteladas o extuteladas, quienes estudian, trabajan o bien estudian y trabajan constituyen un 85,40 % del total. Esto desmota los prejuicios en torno a ellos: que no realizan actividades de provecho, que buscan beneficiarse de subvenciones o vivir a costa de la Administración. Unos prejuicios que se vierten, principalmente, sobre las y los jóvenes de origen extranjero.

Debemos poner atención en la población joven “sisi”, quienes estudian y trabajan. Representan el 24,40 %, lo cual se traduce en que más de 2 de cada 10 jóvenes tutelados o extutelados estudian y trabajan. Así, queda claro que están haciendo su parte y que cada vez más jóvenes se encuentran en esta situación. En 10 años, este porcentaje de “sisi” casi se ha cuadruplicado, ya que en 2013, solo el 6,4 % de la población atendida por FEPA era “sisi”.

La conclusión es clara y contundente: casi 9 de cada 10 jóvenes tutelados o extutelados se encuentra realizando alguna actividad o actividades que les permitan desarrollar un proyecto de vida. Sin embargo, los bulos nos tratan de vender una idea negativa de esta población. Ocurre lo contrario: deberíamos preguntarnos es si las condiciones estructurales y sociales les permite insertarse adecuadamente, les garantiza sus derechos humamos y les permite desarrollarse integralmente.

Más apoyo a la emancipación de los jóvenes

Como podemos apreciar, tenemos muchas deudas con la población joven. La juventud soporta altas condiciones de precarización y dependencia familiar, ya que el mercado laboral y la crisis de vivienda no le permite emanciparse. Una situación que agrava aún más en el caso de población joven que no cuenta con redes de apoyo familiar.

Por lo anterior, desde USO exigimos políticas integrales que atiendan a las necesidades reales de la población joven, con un enfoque de género e interseccionalidad que permita atender integralmente a sus carencias. Además, debemos trabajar en conjunto para terminar con el racismo y la xenofobia que segrega, discrimina y atenta contra los derechos de las personas extranjeras y/o racializadas.

Sabemos que generar una estrategia integral e inclusiva es complejo; sin embargo, somos muchas personas las que queremos transformar esta realidad en España. Por ello, debemos seguir trabajando por garantizar que todas las personas accedan a sus derechos.