• El enfermo, nuestro mercado de trabajo, sigue en estado de gravedad.
• Incremento de la contratación temporal, descenso de la contratación indefinida.
• No todo el descenso del desempleo se traduce en creación de empleo.
La Unión Sindical Obrera considera que los datos de mejora que apunta la EPA del 2º trimestre son un reflejo de la estacionalidad a la que está sometido nuestro mercado de trabajo. En este trimestre siempre hay datos positivos pero ello no nos puede hacer olvidar la cruda realidad de los cerca de 6 millones de desempleados y los 1,8 millones de hogares con todos sus miembros en paro.
Nuestro mercado de trabajo, sigue enfermo de gravedad, si bien estos datos suponen un alivio pasajero, conseguido a base de un tratamiento donde la medicina aplicada ha sido más empleo temporal cuya tasa sube un punto, descenso de la población activa y de la población extranjera.
El aumento del número de asalariados en 111.900, es la consecuencia de un descenso de la contratación indefinida de 50.400, y un incremento de la contratación temporal de 162.200, mayoritariamente en el sector Servicios. Es decir el saldo neto positivo es exclusivamente en base a contratos temporales ligados a la estacionalidad. Por tanto hasta ver la evolución que se produzca en octubre, no podremos dar un diagnostico definitivo sobre si la mejora se consolida, o con la llegada del invierno el enfermo vuelve a recaer.
Desde la USO queremos manifestar, que no todo el descenso del desempleo es consecuencia directa de nuevas contrataciones, y mucho menos de la creación de empleo. Hay que ponderar los factores que influyen en él, a saber, el descenso de la población activa, el aumento de la emigración, el descenso de la población extranjera, cuyo paro disminuye en 145.000 personas.
Estos datos no deben servir para falsas alegrías, ni generar expectativas de que el final de la crisis está ya aquí. Los datos de partida son tan malos que cualquier mejora es bienvenida, pero no olvidemos que podemos entrar en una larga época de estancamiento, sin crecimiento económico, y por tanto sin creación de riqueza y de empleo.
Por ello, reiteramos una vez más la necesidad de un cambio de política económica orientado a generar inversiones productivas, mejorar la demanda interna y en consecuencia la generación de empleo.
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