El sindicato USO recopila los principales datos del mercado laboral en febrero, que revelan brecha de género, edadismo en la contratación y precariedad laboral
El último informe elaborado por el Gabinete de Estudios de USO sobre el mercado laboral en febrero de 2025 pone de manifiesto una realidad preocupante: el 45,5% de las personas desempleadas en España son parados de larga duración, es decir, llevan más de 12 meses buscando empleo. Este porcentaje refleja las dificultades estructurales del mercado laboral para absorber a quienes pasan largos periodos en desempleo. Dentro de este grupo, un 30,4% lleva más de dos años sin encontrar trabajo, lo que supone una situación crítica.
Desigualdad de género entre los parados de larga duración
El desempleo de larga duración tiene un claro sesgo de género. Las mujeres no solo representan la mayoría en esta categoría sino que, prácticamente, duplican en porcentaje a los hombres que llevan más de dos años buscando empleo. El 29,2% de las mujeres paradas llevan más de un año registradas en el SEPE. Esta brecha de género evidencia las dificultades adicionales que enfrentan las mujeres en el mercado laboral, donde persisten desigualdades en el acceso y la calidad del empleo.
Edadismo en la contratación: los mayores de 59 años, olvidados
El informe también señala cómo el edadismo en la contratación condena a las personas mayores a permanecer en desempleo. Los mayores de 59 años firman solo el 3,8% de los contratos, a pesar de representar el 46% de los parados registrados. Esta exclusión no solo priva a miles de trabajadores de una oportunidad laboral, sino que contribuye a engrosar las cifras del paro de larga duración en un colectivo especialmente vulnerable.
Precarización laboral: contratos cortos y jornadas parciales
Por otro lado, en el informe sobre el mercado laboral en febrero se recoge que la duración media de los contratos fue de apenas 47,9 días. Este dato confirma una tendencia hacia la precarización del empleo.
El 31,3% de los contratos realizados durante este periodo tuvieron una duración inferior a un mes, lo que pone en cuestión la estabilidad laboral y las condiciones de trabajo en nuestro país.
También, el auge de los contratos a tiempo parcial sigue en aumento. Solo el 59% de los contratos registrados en febrero corresponden a jornadas completas, mientras que el 41% son a tiempo parcial o fijos discontinuos. En este último caso, el informe destaca una “nueva brecha de género”: el 68,3% de estos contratos son firmados por mujeres. Este tipo de contratos, que implican jornadas reducidas, no garantizan ingresos suficientes para llegar a fin de mes, generando situaciones de pluriempleo e incrementando el riesgo de pobreza laboral.
Impacto en la calidad del empleo
El informe también revela que el incremento en el número de personas ocupadas no se traduce en una mejora de las condiciones laborales. Según datos de Contabilidad Nacional, la jornada media semanal se sitúa en 31,7 horas, muy por debajo de la jornada completa, lo que refleja un reparto del empleo existente entre más personas. Esta reducción de horas implica salarios más bajos, menor cotización y, a largo plazo, pensiones reducidas, perpetuando la precariedad.
Desde USO alertamos de las consecuencias de estas cifras y hacemos un llamamiento a los responsables políticos para adoptar medidas concretas que fomenten la estabilidad laboral y combatan las desigualdades en el acceso al empleo.
Es necesario replantear la intermediación laboral de los Servicios Públicos de Empleo para hacerla más eficiente y efectiva, con programas específicos dirigidos a los parados de larga duración, a los mayores de 50 años y a las mujeres. Asimismo, es urgente abordar la precarización laboral, apostando por contratos de calidad y jornadas completas que permitan a los trabajadores vivir dignamente.
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