38 días es la media de duración de las contrataciones, menos que en agosto de 2022, con uno de cada cinco contratos por debajo de la semana
Los datos de contratos de agosto retratan un panorama del empleo cada vez más temporal e inestable. Sube la contratación a tiempo parcial (bien en horas semanales o en días de trabajo al mes/año), mengua la duración real de los contratos y crecen los que no llegan a una semana.
En concreto, hablamos de “una contratación tan efímera que 1 de cada 5 contratos duró menos de una semana, el 21 %. Esta cifra es superior a la de julio, así que no se puede achacar a que en agosto se hagan contrataciones de verano. Además, observando los días de baja en la Seguridad Social, podemos concluir que son contratos no de una semana, sino de dos días: sábado y domingo. No estamos ante contratos de temporada donde las personas hagan su turno de fin de semana y después cobren y coticen su descanso legal. Estamos ante la práctica habitual, con y sin reforma laboral, de llamar a la gente un sábado para despedirla un domingo”, denuncia Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Más contratación indefinida, menor duración de los contratos
Estos datos son peores que en 2022 y no mucho mejores que en 2019, antes de la pandemia y de la entrada en vigor de la obligación de que el contrato por defecto sea el indefinido. “En 2023 ha aumentado el número de contrataciones inferiores a un mes. Suponen el 39,8 % del total frente al 38,3 % del año pasado, un punto y medio más. Y lo que debería ser una buena noticia, que hay más contratación indefinida que en 2019, solo lo es en la superficie de los datos”, alerta Pérez.
En primer lugar, porque la contratación indefinida inicial ya ha bajado si miramos al año pasado, del 39,5 % al 38,5 %. Y, en segundo lugar, porque, aunque esté muy por encima que antes del covid (8,1 %), la duración real de los contratos desmiente este dato.
“La duración media de un contrato es de 38,11 días. Es una semana menos que en julio y, comparando meses iguales, agosto de 2022, ha bajado un día más. Antes de la reforma laboral, a pesar de haber menos contratación indefinida, los contratos duraban de media 40,60 días, 2 días y medio más que ahora”, revela el secretario general de USO.
Crece la contratación parcial
Por último, USO denuncia que el problema no radica únicamente en la duración de los contratos, “sino también en el tipo de jornada. Cada vez hay menos contrataciones a jornada completa. Y, por lo tanto, tampoco estamos ante sueldos completos”, advierte Joaquín Pérez.
A pesar de que aumenta la contratación indefinida, la figura que más crece no es la del contrato de calidad: estable en el tiempo y con jornada completa. Solo el 14 % del total de contratos son de ese tipo. El mismo porcentaje que el de fijos discontinuos. Y prácticamente un 8 % son indefinidos, pero a tiempo parcial.
“Esto provoca que crezcan los contratados que demandan empleo. En 2023 prácticamente duplican a los de 2022, ya con la reforma laboral en funcionamiento. Cerca de 700.000 personas buscan empleo a pesar de tener un contrato en vigor. Teniendo en cuenta que apenas 11.000 están en ERTE, prácticamente hablamos de 675.000 fijos discontinuos que no computan como parados porque están contratados, pero, que en realidad, no están trabajando. Se han pervertido los contratos, tanto el indefinido como el fijo discontinuo, y se mantiene la temporalidad aunque se intente diluir entre las estadísticas”, concluye el secretario general de USO.
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