Los participantes del seminario EZA sobre digitalización han compartido tres intensas jornadas de debate e intercambio de experiencias
55 participantes, procedentes de 11 países y tres días de debate e intercambio de experiencias resumen el seminario EZA sobre digitalización celebrado en Valencia.
La principal conclusión a la que han llegado los participantes es que la digitalización es un riesgo y, a la vez, una oportunidad. Entre los riesgos, se encuentran la pérdida del contacto personal; el exceso de conectividad; falta de privacidad; la sobrecarga mental y de trabajo, y la amenaza de una inteligencia artificial que pone en riesgo millones de puestos de trabajo e, incluso, la propia sociedad. Para luchar contra esa cara más oscura, será clave la negociación colectiva, el diálogo social y la presión sindical y social.
En el sentido opuesto, la digitalización también tiene una cara amable y útil y supone una gran oportunidad en lo que se refiere a un mayor y mejor acceso a la formación e información; de ahorro de tiempo y dinero; y permite el teletrabajo, con una mejora de la vida personal y la redistribución de la población en áreas menos habitadas.
La comunicación digital con los trabajadores
La comunicación digital supone un plus para sindicatos y otras organizaciones que buscan mejorar la vida de los trabajadores. Podemos servirnos de lo mejor de la digitalización para difundir nuestra labor y para hacer llegar el conocimiento de los derechos laborales a personas que, de forma presencial, serían de difícil de contactar.
Para ello, es necesario conocer cuáles son las redes sociales, qué lenguaje debe utilizarse en cada una de ellas y conocer las características de sus usuarios, para adecuar los mensajes y ponernos en el lugar del otro.
Las redes sociales son una gran herramienta para sindicalizar, afiliar, difundir información laboral, etc. Sin embargo, entre las conclusiones del seminario EZA sobre digitalización se encuentra que es necesario mantener un equilibrio entre comunicación digital y presencial.
Digitalización y colectivos vulnerables
Las organizaciones sociales que trabajamos directamente con colectivos vulnerables consideramos que hay un obstáculo más que añadir a los peligros de la digitalización: los beneficios no llegan a toda la población por la brecha digital.
Esta se da en función del sexo, perjudicando más a las mujeres; en función del lugar de residencia, dejando de lado el medio rural; y por ingresos. Como ejemplo, muchas ayudas que pone en marcha la Administración para los colectivos con ingresos más bajos son inaccesibles para ellos porque deben ser gestionadas únicamente a través de complejos sistemas electrónicos.
Para hacer frente a esa brecha, desde Bélgica y el mundo rural español se han ejemplificado programas de ayuda para mejorar las competencias digitales de los colectivos más vulnerables. Programas que, sin embargo, deberían partir de la propia administración, directa o indirectamente.
Se han ejemplificado las relaciones de los ciudadanos con la Administración en España, con todas sus ventajas y obstáculos. Y ha quedado patente, con las similitudes con otros países, que la brecha digital está dejando fuera de los servicios sociales básicos a un gran grupo de la población, la más vulnerable, la que no es capaz de digitalizarse. ¿Cómo castigamos a la Administración cuando no cumple con su deber? Es una pregunta que no tiene aún una respuesta clara: solo elevar las quejas.
Durante el seminario EZA ha habido ocasión de conocer la realidad de la digitalización en la Ucrania de guerra, donde cuidar las redes de internet es básico. En este caso concreto la digitalización está permitiendo agilizar trámites administrativos relevantes en estos momentos.
La brecha digital en Europa
La existencia de una importante brecha digital en Europa ha quedado constatado también en este seminario internacional de EZA sobre digitalización. Es necesaria la formación digital para la vida diaria, pero también para la reinserción laboral: adquirir las competencias que demandan los nuevos empleos mediante la formación continua.
Sin embargo, no todos los trabajos son digitales, hay trabajadores manuales y digitales, aunque se prevé la automatización de unos 300 millones de puestos de trabajo. Aquí también, el equilibrio entre lo digital y lo analógico, es fundamental. Pero teniendo en cuenta que, en digitalización, ya no hay marcha atrás.
En el ámbito de la IA, ha quedado claro que ésta no reemplazará a las personas, pero las personas que usan la IA sí sustituirán a las que no lo usan. Por ello, hay que cuidar, sobre todo desde el ámbito sindical, que la transformación digital sea una transición, no un cambio abrupto, que sea una transición suave. Que la IA no dinamite el diálogo social, que no precarice aún más la negociación colectiva y que no ponga en riesgo el control de las máquinas por los humanos. Y, para eso, tenemos que ser originales en las soluciones y formar a jóvenes y a niños con el objetivo de prepararles para una constante evolución.
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