La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha publicado un informe sobre las diferencias salariales en Europa, en el que se compara los salarios en Europa según las características de trabajadores y empresas, tomando como referencia los salarios que cobran los trabajadores alemanes.
Los trabajadores de 11 países de Europa Central y Oriental cobran hasta 944 euros menos al mes que los trabajadores en Alemania, si se tienen en cuenta los costes de la vida en cada uno de los países.
La diferencia en los salarios mensuales netos, cuando se ajustan a la composición de la fuerza laboral y la estructura económica, es mayor que cuando sólo se considera el coste de la vida. Los trabajadores llegan a cobrar hasta 1.058 euros menos que los trabajadores en Alemania, cuando se tienen en cuenta factores como la edad y la educación, así como los sectores y ocupaciones.
Los trabajadores de Rumanía son los peor pagados, seguidos por los trabajadores de Bulgaria, Hungría, Letonia y Croacia. Según el estudio, un trabajador rumano cobra de media unos 500 euros netos al mes. En Alemania, un empleado con tareas y formación similares, percibe 1.500 euros.
La brecha salarial divide a Europa, esencialmente entre un Este más precario y un Oeste con mejores condiciones laborales y salariales. Si comparamos España con Alemania, la brecha salarial no es tan aguda (298,2 euros menos al mes).
España queda fuera del grupo de países más alejados de la media alemana, pe-ro el efecto de la crisis económica y la limitación de la negociación colectiva han pasado factura en las profesiones mejor remuneradas.
Mientras que en 2010 las diferencias disminuían al comparar situaciones similares (por ejemplo, un arquitecto con otro arquitecto), en 2015 ese ajuste empeora las cifras.
Si bien es cierto que los trabajadores del norte tienen mejores salarios que los del sur, hay una actividad económica que no cumple esta premisa. Es el trabajo doméstico, cuyos trabajadores -en su mayoría mujeres- cobran en los países del sur de Europa (España, Portugal, Grecia e Italia) 101 euros más que en los Estados del noroeste (Alemania, Austria, Reino Unido, los escandinavos y el Benelux).
Las diferencias salariales crecen entre el norte y el sur, pero también lo hacen si lo que se analiza son los sectores con mayor valor añadido (profesiones liberales, manufacturas, ciencia o finanzas) y disminuyen en actividades como hostelería y comercio, donde la oferta de trabajadores es más amplia y la capacidad para negociar resulta más limitada.
A modo de ejemplo, un trabajador con ocupaciones elementales gana en los países del sur 64 euros menos que en los del norte, mientras que en el caso de un directivo, la brecha salarial se agranda hasta los 410 euros mensuales.
En esta división entre actividades cualificadas y no cualificadas, tiene mucho peso también el género. Las diferencias salariales se atenúan entre el conjunto de trabajadoras europeas, en gran parte por la prevalencia de trabajos con baja remuneración y a tiempo parcial que se dan entre las mujeres en algunos países del noroeste, particularmente en Alemania.
Para USO es evidente que la crisis económica de los últimos ocho años se ha llevado por delante la senda de una convergencia salarial en Europa.
Es urgente para la Unión Europea que se establezcan mecanismos para implantar esa tendencia y acelerarla con mejores salarios, a no ser que se dinamite el proyecto de espacio económico europeo por la vía de un dumpin laboral crónico.
Por otro lado, sería muy conveniente que los gobiernos y los empresarios dieran un mayor valor a la negociación colectiva a nivel sectorial como factor estabilizador de primer orden en un mercado único que no hace sino generar desigualdad. Las reformas laborales, los salarios mínimos irrisorios y la austeridad nunca fueron buenas consejeras.
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