El 22 de febrero es el Día para la Igualdad Salarial. Una fecha en la que USO reivindica que las medidas sobre igualdad de remuneración se trasladen a mejores condiciones laborales, retribuciones y cotizaciones para las mujeres
La igualdad salarial está aún muy lejos de alcanzarse. La pandemia ha parado el mundo, pero lo que no ha dejado de aumentar es la brecha salarial entre hombres y mujeres. Y esta crisis está aumentando la brecha social, pues está afectando en mayor medida a los hogares de bajos ingresos, a las mujeres y a la juventud.
Desde USO seguimos trabajando día a día para que esta crisis no vuelva a ser un retroceso para las mujeres. La última normativa sobre igualdad de remuneración debe ser implantada en las empresas y su incumplimiento debe ser sancionado. Pero lo más importante sería que estas medidas se trasladen en forma de mejores condiciones laborales, mejores retribuciones y cotizaciones para las mujeres a lo largo de toda su vida.
Brecha salarial en España
Según los datos más recientes publicados por el INE, la ganancia media de las mujeres en 2018 fue de 21.011,89 euros y la de los hombres 26.738,19 euros. Por lo tanto, las mujeres ganaron de media 5.726,30 euros menos que los hombres. El salario medio se situó en 24.009 euros.
Esos 5.726,30 euros representan un 21,42% respecto del salario de los hombres, es decir, el salario de las mujeres supone el 78,58% del salario de los hombres. Este indicador se ha ido reduciendo en ocho años 1,13 puntos. Por lo que a ese ritmo conseguiríamos la igualdad salarial en el año 2170, dentro de 152 años.
Además, la mayoría de los trabajadores con salarios bajos tienen rostro de mujer, una muestra más de lo lejos que estamos de la igualdad salarial. Siete de cada diez personas que ganan hasta el SMI (950 euros) son mujeres. Al contrario, si tenemos en cuenta los salarios más altos -más de 8 veces el SMI-, de cada 10 personas, 7,5 son hombres y 2,5 mujeres.
Diferente ganancia por hora de trabajo
Otra forma de medir la brecha salarial es si descendemos al dato de la ganancia por hora de trabajo. En este sentido, las mujeres ganan 2,16 euros menos la hora que los hombres, según los datos de 2018. La ganancia por hora fue de 14,36 euros en las mujeres y de 16,52 euros en los hombres.
La brecha salarial por ganancia por hora ha ido disminuyendo, del 15,3% en 2010, al 14,0% en 2014 y al 11,3% en 2018. Pero hay una realidad que subyace: las mujeres siguen cobrando menos.
Por comunidad autónomas, vemos que las menores diferencias se dan en Extremadura donde las mujeres cobran 0,32 céntimos menos la hora, seguida de Baleares (0,88), y Canarias (1,07). También por debajo de la media se encuentran Castilla-La Mancha (1,17); Murcia (1,31); Galicia (1,19); Comunidad Valenciana (2,02) y Castilla y León (2,09). Andalucía coincide con la media nacional. Por encima de esa media tenemos en un extremo a Asturias, que marca la mayor diferencia con 3,63 euros menos la hora, a la que siguen Cataluña (2,85); Navarra (2,76); Aragón (2,50); Madrid (2,41); País Vasco (2,38); La Rioja (2,37) y Cantabria (2,34).
Oportunidad para reducir la brecha de género
Las últimas medidas aprobadas para acabar con la brecha salarial de género (registro salarial, auditorías salariales) e implantar la transparencia, se han visto sorprendidas por esta crisis sanitaria, social y económica. Y no podemos perder de vista que en toda crisis existen oportunidades, que podemos aprovechar o dejar pasar. Como el teletrabajo, o la reevaluación de los puestos de trabajo y que los salarios se reajusten sobre todo en los sectores con salarios más bajos, ocupados en su mayoría por mujeres. Sectores que, en esta crisis, han resultado esenciales y de un valor social elevado.
Actividades sanitarias, de cuidado de enfermos, mayores y dependientes, eran ocupaciones invisibles que se han hecho visibles y fundamentales durante la pandemia. Por ello, mejorar las condiciones de estos trabajos esenciales contribuiría a reducir la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Pero no solo la reevaluación de los puestos de trabajo y los subsidios pueden conseguir el objetivo de acabar con la brecha salarial: se necesita seguir trabajando en un enfoque integral. A la luz de los impactos desproporcionados de la crisis del COVID-19 sobre las mujeres y los importantes riesgos de aumentar aún más las desigualdades existentes, las políticas salariales son también un medio esencial para limitar los efectos de la crisis en la brecha salarial de género.
Para acabar con la desigualdad en los ingresos, se deben tomar medidas más allá de la subida del salario mínimo, y su aplicación a sectores como el del cuidado y empleo de hogar. Las mujeres siguen en las partes más bajas de los salarios, en la economía informal, o desempleadas, por lo que son necesarias acciones combinadas y coordinadas, como dice el informe de la OIT, que deberán afectar a la distribución de salarios, al sistema impositivo, y a las prestaciones de servicios públicos.
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