En el Día de la Niña, USO quiere dejar claro que las niñas no están predestinadas a futuras “tareas femeninas” si no son dirigidas culturalmente
Hoy se celebra la novena edición del Día Internacional de la Niña, instaurado por la ONU en 2011 y que se conmemoró por primera vez el 11 de octubre de 2012. La Asamblea General de las Naciones Unidas lo designó para reivindicar los derechos de todas las niñas, así como para fomentar el conocimiento de los numerosos problemas a los que se enfrentan en todo el mundo, especialmente en los países menos desarrollados.
De hecho, el germen del Día de la Niña se dio en China, de la mano de Unicef hace 25 años. Era simbólico, al ser China un país donde la “ley del hijo único” golpeó especialmente a las niñas. Millones de niñas, nunca conoceremos cifras oficiales, fueron asesinadas al nacer, especialmente en la China rural. Otras acabaron superpoblando orfanatos en condiciones infrahumanas. Se desató un movimiento de adopciones internacionales desconocido hasta entonces. ¿Por qué es un estigma nacer niña? El estigma se va adquiriendo socialmente, pues las niñas no nacen “predestinadas a tareas femeninas”.
¿Que no qué? Soy una niña, puedo hacer lo que me proponga
Antes de estar influidas por lo que la sociedad espera de ellas, las niñas tienen un abanico natural de inquietudes y capacidades que incluye tanto las que “se esperan de ellas” como las que, también socialmente, se atribuyen a los niños.
Por eso, desde USO queremos visibilizar qué hacen las niñas: las niñas hacen de todo y, de no ser teledirigidas durante su educación, descubrirán sus vocaciones profesionales sin injerencias. Las niñas pueden, no deben, ser cuidadoras. Pueden hacerlo si lo deciden, si es su vocación, como tampoco puede estigmatizarse a un niño que decida orientarse a los cuidados u otras “actividades femeninas”.
Así, en USO hemos elegido para este día el lema “¿Que no qué? Soy una niña, puedo hacer lo que me proponga”. Y la hemos ilustrado con imágenes que, por suerte, hoy son comunes entre nuestras niñas. Las niñas tienen habilidades artísticas, tienen fuerza, les gusta la informática, tienen ingenio, pueden cuidar y curar, pueden disfrutar por igual las actividades físicas y las intelectuales… son niñas.
Hoy, solo como un ejemplo, no como un único día al año en el que pelear por sus derechos, queremos visibilizar a las niñas desarrollando actividades que culturalmente han sido atribuidas a niños, además de aquellas que se les presuponen a ellas. Hay que romper desde edad temprana con los estereotipos de género. Así se eliminarán a futuro las discriminaciones de género que podrán sufrir en etapas posteriores y que se trasladan al mundo laboral, con trabajos más precarios, salarios inferiores y más presencia en las tareas peor tratadas.
Además de la educación externa, optativa o reglada, es importante que el ejemplo de igualdad de capacidades nazca de cada entorno familiar y de las tareas del día a día, sin discriminación entre los miembros masculinos y femeninos de la familia. Las niñas no pueden ser conducidas durante su crecimiento hacia la formación que tradicionalmente se le asigna a una mujer: deben elegir libremente sus vocaciones tras estimular sus múltiples capacidades.
Esclavitud sexual, mutilación genital o matrimonio infantil: abusos con nombre de niña
Las niñas sufren un abuso específico de algunos de sus derechos fundamentales. Aunque varios de los atentados contra los Derechos Humanos en la infancia se dan indistintamente contra niños y niñas, como es el trabajo infantil, ellas son las que sufren por amplia mayoría la esclavitud sexual y el matrimonio infantil; y un ataque a su integridad física intolerable, como la mutilación o ablación genital.
Desde USO, queremos alzar la voz contra esos abusos, que empiezan con un desigual acceso a la educación o la discriminación en cuanto a libertades personales, y puede terminar en la justificación de la violencia de género y la explotación sexual.
Según Ayuda en Acción, el matrimonio infantil afecta a 15 millones de niñas en países del África subsahariana, Latinoamérica y en el Sudeste Asiático. Según Plan Internacional, 13 de esos 15 millones de niñas son casadas contra su voluntad, y antes de convertirse en mujeres, en África. Los otros 2 millones se reparten entre Latinoamérica y Asia.
Algunos de los países que permiten el matrimonio infantil son Senegal, Malí, Níger, Mozambique, Irán, Arabia Saudí, Sudán y Bangladesh. Sin embargo, según Plan Internacional, el matrimonio infantil también afecta a los países en desarrollo: una de cada tres mujeres se casa antes de los 18 años, siendo niña, afectando en mucha mayor medida a las niñas en situación de pobreza.
Además, según Save the Children, aproximadamente 1,2 millones de niños y niñas son víctimas de explotación sexual. Recoge un documento de Naciones Unidas que las mujeres y niñas suponen el 71% de las víctimas de trata, y el 96% de los casos de trata es por explotación sexual.
El trabajo infantil, una lacra que acaba con la infancia de 151 millones de niños y niñas en todo el mundo
En lo referente al trabajo infantil, Unicef estima que unos 151 millones de niños y niñas son víctimas de esa práctica en todo el mundo. Prácticamente la mitad, 72 millones, es explotada en forma de esclavitud, trata, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados.
Al igual que en el caso del matrimonio infantil, casi la totalidad de las niñas que sufren trabajo infantil se encuentra en África y en Sudeste Asiático. Cabe añadir a Oriente Medio y a países desarrollados que, además, también cuentan con casos de explotación sexual de menores.
Respecto a otros tipos de discriminación o abuso, Plan Internacional apunta que entre 500 y 1.500 millones de niños y niñas son víctimas de todo tipo de violencia cada año. Una parte sustancial de estos casos se producen en las escuelas. Según el estudio “Escuchad nuestras voces”, un 28% de niñas se siente insegura en el camino al colegio. Y, además, una de cada cuatro nunca se siente cómoda en los aseos de las escuelas. Es remarcable también que en Asia un 70% de los niños y niñas asegura haber sufrido violencia en el colegio.
Todos estos problemas suponen una traba real para el cumplimiento de los derechos de la infancia y, en particular, de las niñas. Aún nos queda un camino muy largo por recorrer para llegar a su solución. Desde USO, seguiremos trabajando por los derechos de las niñas, desde grandes políticas hasta los ámbitos más pequeños.
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