Hoy se conmemora el Día del Becario, una figura bajo la que hay 400.000 jóvenes contratados en España, 80.000 de ellos con más de 30 años
400.000 personas “celebran” en España su día, el Día del Becario. Nuestro país tiene el dudoso honor, como cuando hablamos de tantas estadísticas vergonzosas sobre la situación de juventud, de estar en el podio europeo de los becarios. Somos, tras Eslovenia, el segundo país con más becarios del continente. Y un dato aún más frustrante: de cada 10 becarios, 2 son mayores de 30 años. Es decir, dejaron atrás, en la mayoría de los casos, la edad habitual de “formarse tras acabar los estudios”.
Esos 400.000 becarios cotizan en esa modalidad y no cubren con ello ni sus gastos básicos. Que, en el caso de esos mayores de 30 años, ya supone no poder independizarse de sus padres a una edad en la que ya deberían poder acceder a una vida autónoma. Son datos que evidencia un informe de la OCDE y que subraya que juventud y pobreza están íntimamente ligados.
Muchos de los becarios afirman que tienen la misma carga laboral y horaria que los trabajadores de plantilla. Para muestra, un botón: el mes pasado, una empresa cacereña fue juzgada por contratar a 85 becarios para labores propias del personal con contrato ordinario o incluso con tareas de alta dirección. “Una prueba más”, recalca Xabi Cabrera, portavoz de Juventud-USO, “que evidencia la precariedad laboral que padecemos los jóvenes españoles”.
“Muchos de los jóvenes denuncian públicamente que las empresas abusan de sus puestos como becarios de diferentes maneras: retribución nula o inexistente; derecho a vacaciones supeditado a la disponibilidad de la empresa; horario y carga de trabajo igual a la de cualquier trabajador contratado; y un largo etcétera que nos deja claro que los derechos de los becarios son vulnerados constantemente por la patronal para ahorrarse las cotizaciones y los salarios. Es decir: mano de obra barata”, denuncia Cabrera.
Estatuto del Becario: a la cola del paro
Otro de los factores problemáticos es que nuestra legislación no prevé ninguna limitación en cuanto al número de becarios que puede tener una empresa en su plantilla. A principios de 2020, el Servicio Público de Empleo Estatal empezó a desarrollar el Estatuto del Becario.
Con él, se pretenden dignificar las condiciones de la figura del becario, impulsando por ley la mejora de sus retribuciones, limitando el encadenamiento de periodos de prácticas y estableciendo un porcentaje máximo de becarios en las empresas. Pero el desarrollo de esta iniciativa se vio interrumpido por la irrupción del covid-19 y la necesidad de atender las prioridades laborales y asistenciales de la pandemia. Así, la avalancha de ERTE, subsidios y prestaciones por desempleo dejaron en un segundo plano el avance de la legislación de los becarios.
A falta de una ley que mejore y regule la protección de los becarios, son los Tribunales quienes están frenando el abuso por parte de las empresas. ¿Dónde están los límites de lo legal y lo abusivo?
“Desde Juventud-USO denunciamos que poco más del 30% de los becarios que hacen prácticas en alguna empresa consiguen después un contrato laboral en la misma. Por ello, le reclamamos al Gobierno que retome cuanto antes el proyecto del Estatuto del Becario: que obligue a las empresas a pagar a sus becarios el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y regule sus condiciones a la hora de realizar la formación en los centros de trabajo. Además, consideramos que una ley de este calado debe debatirse en un foro social mucho más amplio que el Diálogo Social actual. Si en general esa Mesa no representa al conjunto de la sociedad del país, mucho menos lo hace si hablamos de los jóvenes. Nos parece que USO, como tercera fuerza sindical, debe formar parte de un foro más amplio”, pide el Departamento de Juventud de USO.
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