En el Día Internacional del Migrante, USO reivindica un análisis responsable de los movimientos migratorios y políticas que se centren en las personas, sus derechos y necesidades
Como cada año, el 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Migrante. Aunque ha existido siempre, el fenómeno de la migración atrae cada vez más atención, es objeto de discursos políticos y, a menudo, se trata con prejuicios e ideas distorsionadas. En USO reivindicamos un análisis responsable de los movimientos migratorios que ponga a las personas y sus derechos en el centro.
La migración, en términos generales, no debe ser vista como un gran problema, aunque tampoco como una fantástica solución. La migración es una condición propia del ser humano y simplemente ocurre. Actualmente, los movimientos migratorios se producen por diferentes causas: cambios sociales, políticos, económicos y ambientales. Pero, en los últimos 5 años, apenas un 0,5 % de la población mundial ha migrado y el porcentaje de migrantes internacionales se ha mantenido constante en un 3 % desde la década de 1960.
Este año ha estado ha estado marcado por las crisis migratorias en Ceuta y en la frontera de Polonia con Bielorrusia, aunque estos episodios suponen una pequeña parte del fenómeno migratorio.
USO reivindica políticas migratorias que pongan a las personas en el centro
Ser migrantes es enfrentarse, en muchas ocasiones, a la discriminación. Aunque existen infinitas realidades de la persona migrante, una concepción errónea o incompleta de la migración, así como legislaciones y políticas públicas basadas en la exclusión y el sensacionalismo y no en los datos, puede llevar a una vulneración de los derechos humanos.
Por ello, USO considera de vital importancia:
- Frenar las fake news relacionadas con la inmigración.
- Informar y sensibilizar a la población sobre las migraciones.
- La implicación de las instituciones en la implementación de estrategias de inclusión y mediación intercultural para la acogida de migrantes.
- Llevar a cabo proyectos que ayuden a las personas inmigrantes a desarrollarse en nuestro país, como el proyecto de asesoramiento e inserción sociolaboral de inmigrantes que realiza USO, en colaboración con el Fondo Social Europeo (FSE).
- Introducir cambios en la legislación para evitar la vulneración de los derechos humanos, por ejemplo, en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIES).
- Promover una visión crítica de las políticas de migración para evitar las situaciones de trata, explotación, hacinamiento o de maltrato a menores.
- Regular la situación de todas aquellas personas que residen en España y se encuentran con una situación administrativa irregular. Primero, porque lo que no consta es imposible de medir. Segundo, porque el inmovilismo hará que se creen problemas económicos a largo plazo y que crezca la economía sumergida. Además, de que se creen situaciones de discriminación como las descritas, algo que debería ser inadmisible en una sociedad democrática.
La migración como problema: mitos
A pesar de los datos objetivos que tenemos a nuestra disposición, la migración es una realidad compleja sobre la cual se siguen formando innumerables mitos. El primero de ellos es que todo el mundo quiere vivir en Estados Unidos o Europa, cuando los hechos muestran que la mayoría de los flujos migratorios se producen dentro de regiones específicas y no entre los distintos continentes. Tal y como indica el informe “African Migration Report”, solo un 26 % de las migraciones provenientes de África acaba en Europa, por lo que nuestro continente no es el destino mayoritario. Además, 9 de cada 10 personas que emigran desde África lo hacen legalmente.
Otro de los mitos es el de que los países más pobres son los que más inmigrantes generan. Esto no es así, pues se ha demostrado que la migración se produce, sobre todo, desde países con un desarrollo medio. Desplazarse resulta verdaderamente costoso, por lo que son las personas con más recursos y formación las que suelen emigrar de sus países.
Por otro lado, aunque resulte paradójico, en los periodos en los que las restricciones para entrar a los países han sido más duras, las migraciones se intensificaron. Así se señala en el proyecto del International Migration Institute “The determinants of the international migration”. Esto es así, dicen, porque cuando no hay restricciones las personas saben que pueden emigrar cuando quieran, así que se relajan.
Los mitos sobre la realidad migratoria facilitan un enfoque xenófobo y crean discriminación. Solamente en España, un país muy tolerante con la inmigración en relación con el resto de países europeos, los delitos de odio con una motivación racista y/o xenófoba ascendieron al 34,6 % del total de este tipo de delitos.
El migrante no es solo trabajador, es persona
En el lado opuesto de los que presentan a la migración como una amenaza para nuestras sociedades, se encuentran los que la defienden a capa y espada. El principal argumento para defenderla es la necesidad de mano de obra en algunos países.
Los inmigrantes siempre han realizado trabajos que el resto de la población no estaba dispuesta a hacer. Ello se ha evidenciado durante la pandemia, donde en muchos países la inmigración ha estado en la primera línea de la lucha contra el covid-19 e integran muchos de los sectores esenciales, como la salud, el transporte, los servicios de alimentación o los cuidados.
El problema de que se conciba a la inmigración solamente como mano de obra barata, es que las políticas de inmigración se basan, sobre todo, en lo que definen los empleadores. Esta situación implica que se olvide que no solo acogemos trabajadores, sino que estos también son personas con familia y derechos.
Actualmente, una gran cantidad de menores se encuentran sin documentación en España, aunque sus padres tengan permiso de trabajo. Según un informe de Save the Children, uno de cada cinco niños y niñas migrantes se encuentra indocumentado en nuestro país. Esta situación estigmatiza a los menores, los deja desamparados, sin acceso a servicios sanitarios, a la obtención de títulos, no pueden viajar, etc. Asimismo debe abordarse el problema del acceso a la sanidad de muchos mayores y dependientes que vienen de otros países por invitación o reagrupación familiar.
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