España ocupa el puesto 17 en igualdad salarial según el Informe del Foro Económico Mundial. No hay que perder de vista el objetivo de la igualdad de género
Este domingo, 18 de septiembre, se celebra por tercer año consecutivo el Día Internacional de la Igualdad Salarial, declarado por la ONU en 2020. Durante este año creció significativamente la desigualdad retributiva, fruto de importantes retrocesos en materia de género.
Por ello, desde USO pedimos no perder de vista el objetivo de la igualdad de género, a pesar de las mejoras que se han producido con respecto al año pasado. No debemos bajar la guardia ante mejoras aparentes pues el índice de parcialidad femenina en España es aún desproporcionado, así como la carga de trabajo no remunerado. Las mujeres no llegan a los puestos de liderazgo con la misma facilidad y la elección educativa y profesional sigue respondiendo, en gran medida, a roles tradicionales de género.
Avances modestos en la eliminación de la brecha de género
El Informe sobre la Brecha Global de Género en 2022 del Foro Económico Mundial estima que solo se ha cerrado el 68% de la brecha de género y que necesitaremos 132 años para alcanzar la paridad de género. Aunque la previsión ha mejorado con respecto al año pasado (se estimaban entonces 267 años), aún es más pesimista que antes de la pandemia, cuando se preveían 3 décadas menos para alcanzar la deseada paridad.
Concretamente, el porcentaje de brecha que se ha cerrado en la dimensión de participación y oportunidades, donde se esconden las brechas de género en materia salarial, ha pasado del 58,7 % al 60,3 %, por lo que ha habido una ligera mejora. Se necesitarán 151 años para cerrar esta brecha a nivel mundial.
Si bien ha habido una mejora de la paridad de género a nivel general, la dimensión de participación económica y oportunidades lleva estancada desde 2017. A ello se suman los estragos de la pandemia, que han demostrado que es más fácil retroceder que avanzar.
La igualdad salarial en el mundo
El informe de la Brecha Global de Género se basa en el análisis de 146 economías y mide el progreso hacia la paridad de género en 4 dimensiones: participación y oportunidades económicas; logros educativos; salud y supervivencia y empoderamiento político.
Islandia sigue encabezando el Informe Global de la Brecha de Género de 2022 del Foro Económico Mundial, en la línea de los últimos 12 años. Se sitúa como el país más igualitario o con menos brecha de género, habiéndose cerrado en un 90 %. En los diez primeros puestos encontramos 6 países europeos (Islandia, Finlandia, Noruega, Irlanda y Alemania); 2 países del África subsahariana (Rwanda y Namibia); 1 de Asia y el Pacífico (Nueva Zelanda); y 1 de América Latina (Nicaragua).
Estos primeros países tienen algo en común: han cerrado la brecha casi totalmente en el logro educativo, donde obtienen la puntuación más alta. Pero, sin embargo, y a pesar de los buenos resultados en la dimensión de Participación y Oportunidades Económicas con respecto al resto de países, cuesta más llegar a los objetivos propuestos. Algunos de ellos, incluso, han ampliado la brecha de género en esta dimensión, que es la que está relacionada directamente con la igualdad salarial.
Es interesante profundizar en el caso de éxito de Islandia, concretamente en lo que a igualdad salarial se refiere: la clave, en el reparto equitativo del trabajo no remunerado. En palabras de Joeli Brearley, autora de The Motherhood Penalty, al Foro Económico Mundial: “cuando el 90 % de las mujeres se declararon en huelga por este motivo en los años 70, demostraron a los hombres que este trabajo tiene valor, que no pueden hacer su trabajo sin él. Ese fue el gran cambio para Islandia en términos de igualdad de género”.
La igualdad salarial en España
España ocupa el puesto 17 en el ranking del informe con una puntuación de 0.788. El año pasado ocupábamos el puesto número 14, y la muestra de países era algo mayor, por lo que el cambio de posición no es muy significativo.
En la dimensión de Participación Económica y Oportunidades España se encuentra en el puesto 64. Esto indica que hemos mejorado con respecto al año pasado (puesto 71), aunque todavía queda mucho margen de mejora. Los progresos se han producido en la tasa de participación de la población activa, ingresos estimados y, sobre todo, en igualdad salarial por trabajos similares y en legisladores, altos funcionarios y directivos.
A pesar de dicha mejora, y aunque se está trabajando en la buena dirección, la parcialidad sigue siendo el principal problema en la reducción de la desigualdad salarial. El porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial ha ascendido del 40 % al 46 % desde el año pasado. El de los hombres, del 29 % al 21,15 % con respecto a 2021.
Según datos publicados por el INE, los hombres cobran 5.252 euros anuales más que las mujeres, lo que supone que las mujeres deben aumentar su salario en un 24 % para equipararse al de los hombres. La brecha varía en función de los sectores productivos y de las comunidades autónomas. Por ejemplo, Aragón y Navarra son las comunidades con mayor desigualdad salarial, donde hay presencia de sectores de difícil acceso para las mujeres. Las que menos, Tenerife y Baleares, que cuentan con sectores más paritarios.
¿Qué sectores se acercan a conseguir la paridad de género? Según una investigación de EAE Bussines School, son las organizaciones no gubernamentales (47 %), la educación (46 %), y los servicios personales y bienestar (45 %).
Desigualdad salarial: nuevos factores de riesgo
Además de los factores clásicos que explican la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, barreras que son estructurales, hay que añadir las derivadas de las crisis económicas y de la transformación socioeconómica y tecnológica.
Por un lado, siempre que hay pérdidas de empleo, se ven afectadas las personas más desprotegidas, entre las que se encuentran las mujeres. Muchas de ellas parten de una situación de desventaja con respecto a los hombres en sus propios trabajos y además suelen cargar con una mayor parte de trabajo no remunerado cuando las cosas van mal, como sucedió en la pandemia.
Además, la economía se transforma a un ritmo vertiginoso y esto lo vemos reflejado en los cambios que se están produciendo en la fuerza laboral. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 65 % de los niños en edad preescolar, desarrollarán trabajos que hoy ni siquiera existen. Por otro lado, el Foro Económico Mundial ha declarado este mismo año que surgirán 133 millones de trabajos nuevos. Ello ha de tenerse en cuenta de cara al cumplimiento del objetivo de igualdad de género.
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