En el Día de la Naturaleza, es tan importante concienciar a la población para no seguir dañándola como formular medidas para paliar los desastres que ya hemos provocado
Hace siete años, se conmemoró por primera vez el Día Mundial de la Vida Silvestre o de la Naturaleza. Nació con la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre. Pero, debido a la situación que padecen nuestros ecosistemas, el día pretende que todos reflexionemos sobre el valor que tiene la naturaleza. E indicar, además, los problemas actuales que la afectan para tratar de buscarles una solución a través de la concienciación de la población sobre la importancia del medio ambiente.
Desde su implantación, se decidió que el Día Mundial de la Naturaleza iba a tener cada año una temática distinta, aunque concentrándose siempre en recalcar el ODS 15, que vela por la biodiversidad. Este 2021 se centrará en “Los bosques y medios de vida: sostenibilidad de los pueblos y del planeta”.
Cada vez es más amplio el número de especies en peligro de extinción, así como otras tantas que ya hemos visto extinguirse. Por ello, sensibilizar a la sociedad sobre qué formas hay para ayudar a conservar el planeta tiene una importancia crucial. Sin una concienciación y una actuación por parte de la sociedad civil, gobiernos e instituciones, las generaciones futuras se verán abocadas a lidiar con fenómenos climáticos extremos cada vez más recurrentes. Así como con la escasez de recursos naturales.
La naturaleza está sufriendo una serie de cambios negativos cada vez más evidentes debido a la acción humana. Es deber de todos reconocer su valor y promover su conservación para poder vivir en un mundo habitable. Desde USO estamos comprometidos con la transformación.
Trabajar en dos vías: reducir el impacto de la actividad humana y paliar las consecuencias visibles
En la actualidad, nos encontramos con una serie de problemas en el ecosistema cuya existencia procede de las últimas décadas. A lo largo de los últimos tiempos, los cambios medioambientales han causado estragos en el planeta: desde la pérdida de bosques hasta el derretimiento de los polos y glaciares, por no hablar de los problemas con el suministro de agua que se están acrecentando cada día. Estos son solo algunos de todos los problemas que nos encontramos actualmente. Pero la lista de todos sería mucho más amplia. Estas cuestiones pueden seguir aumentando y provocando consecuencias cada vez más difíciles de tratar si no se toman medidas rápidamente.
Pero, mientras trabajamos estas medidas para reducir el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, debemos abordar las consecuencias ya irreversibles de los daños causados. Esto se puede lograr mediante medidas de adaptación que se orienten a reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia de nuestras sociedades y economías.
Las medidas pueden consistir, por ejemplo, en inversiones en infraestructuras para la protección contra catástrofes naturales; el desarrollo de sistemas de gestión de la eficiencia de los recursos; el refuerzo de los sistemas de protección social; o la adopción de medidas de prevención adecuadas (un ejemplo sería invertir en equipos de extinción de incendios).
El sindicalismo debe tener un papel determinante a la hora de abordar las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. En un futuro próximo, se necesitará proteger la salud y la seguridad de las personas trabajadoras con medidas adicionales, así como prever los cambios para proteger debidamente el empleo en los sectores y regiones más afectadas. Una adaptación y una transición justas podrían conllevar la creación de miles de puestos de trabajo, cuyos convenios colectivos deben ser negociados por los sindicatos.
El avance del cambio climático
Una de las cuestiones que requieren de una atención prioritaria es el cambio climático, causante del aumento del “efecto invernadero”. Este consiste en la subida de la temperatura de la atmósfera, resultado de la concentración de gases como el dióxido de carbono. Actualmente, China es el país que genera más toneladas de CO2. Sin embargo, a nivel histórico, Estados Unidos ha sido el mayor emisor desde la década de 1850 hasta la actualidad. Según el Centro de Análisis de Información sobre Dióxido de Carbono, EEUU es el responsable del 27% de las emisiones de CO2 en el mundo.
Los efectos del cambio climático pasan por un aumento de la temperatura global: se ha registrado un aumento de 1ºC entre 1880 y 2015. Además, las tres últimas décadas han sido las más calurosas desde el siglo XIX.
Con una mayor temperatura, el siguiente paso es el derretimiento de los glaciares. En los últimos 25 años, el nivel del mar ha subido el doble de lo esperado, llegando a subir más de 3 milímetros al año. La progresión parece indicar que el nivel del mar seguirá creciendo. Ya hay poblaciones que están comenzando a ser evacuadas ante el riesgo de que la subida del mar se convierta en un problema serio.
El cambio climático también es capaz de generar fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, nevadas o lluvias torrenciales. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, durante la última década ha habido en torno a 600.000 muertes por desastres naturales relacionados con el clima. Estos desastres conllevan unas pérdidas superiores a 500 millones de dólares, según datos del Banco Mundial.
Dentro de la UE, las regiones del sur de Europa serán las que soporten el mayor coste de las consecuencias del cambio climático, como señala la Comisión Europea.
El Día de la Naturaleza incide en la pérdida de biodiversidad
Además del cambio climático, la acción humana está influyendo de forma directa en la disminución de especies de sus hábitats y de recursos para el consumo humano. Debemos tener en cuenta que todo lo que sucede en el ecosistema está relacionado. Y, debido a todos los factores mencionados previamente, la extinción de especies y la reducción de la biodiversidad son factores con gran relevancia. Según el Índice Planeta Vivo, desde 1970 la población mundial animal se ha reducido un 58%, y se estima que la pérdida puede aumentar hasta un 67% en los próximos años.
La pérdida progresiva de biodiversidad es un hecho cada vez más constatable. El Fondo Mundial para la Naturaleza, por sus siglas WWF, junto con la Sociedad Zoológica de Londres, han realizado un informe por el cual se atribuye la reducción de especies a factores como la destrucción de hábitats silvestres, la sobreexplotación de las especies o la contaminación. De hecho, el director de Conservación de WWF advirtió de que “las actividades humanas insostenibles son la causa de que las poblaciones de vida silvestre estén disminuyendo a un ritmo alarmante”.
Según un reciente informe elaborado por la Plataforma sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema (IPBES por sus siglas en inglés), reducir la pérdida de biodiversidad puede evitar una “era de pandemias”. Las mismas actividades humanas que producen el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son las que generan el riesgo de pandemia.
Apostar por las energías renovables para proteger la naturaleza
Ante una utilización de modelos de energía contaminantes, las energías renovables abren la puerta a un nuevo modo de producción energética, al mismo tiempo que se le da un mejor trato al medio ambiente. Además de no contribuir al efecto invernadero, al no desprender CO2 en sus procesos, es una forma de mantener intactos los recursos del planeta y de otorgar una mejor calidad de vida tanto a las personas como a las propias especies animales y vegetales.
En el caso de España, en este último año cerca del 44% de la producción eléctrica ha procedido de energías renovables. Es la mayor cifra desde que se comenzó a registrar, en 2007. La energía eólica ha aportado el 21,7% del total durante 2020, seguida de otras, como la hidráulica o la solar fotovoltaica.
Sin embargo, la transición verde que se está realizando actualmente también contiene aspectos negativos. El auge tan acelerado de las energías renovables está suponiendo una amenaza en aquellos lugares en los que no se está realizando una buena planificación para la construcción de parques eólicos o solares. Así lo declaraba un grupo de 23 científicos españoles en una carta a la revista Science. Uno de los científicos firmantes, Santiago Mañosa, pide que se planifique la construcción de plantas solares y eólicas para unir el avance de las energías renovables con el respeto por los lugares con gran valor para la biodiversidad.
Y tomar medidas de adaptación y transición justas para crear empleos verdes y de calidad
En todas las soluciones que se contemplan en la lucha contra la depredación de los ecosistemas y el cambio climático, es necesario aplicar la perspectiva sindical. La transformación verde de la economía debe ir acompañada de la defensa de la creación de nuevos empleos de calidad. En un momento como el actual, con un repunte en la destrucción de puestos de trabajo, es imprescindible actuar impulsando políticas de empleo.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por Naciones Unidas en 2015, entre los cuales figuran el trabajo decente y la adopción de medidas para combatir el cambio climático, así como el Acuerdo de París, cuyo objetivo a largo plazo es mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de 2 grados sobre los niveles preindustriales, se erigen en el marco sobre el que actuar.
La transformación verde de la economía y la adaptación a los efectos irreversibles del cambio climático requieren de inversiones importantes para reformular las políticas industriales y crear nuevos sectores que generen empleo. Un cambio de modelo productivo que apueste por dar formación a los trabajadores en el ámbito de las energías renovables o las tecnologías limpias; así como políticas de adaptación al cambio climático que promuevan el empleo en sectores como el transporte sostenible o la renovación de edificios para hacerlos más eficientes energéticamente.
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