Hoy, 31 de mayo, se celebra el Día Mundial sin Tabaco, bajo el título “Tabaco y cardiopatías”. Este día -conmemorado desde 1987- tiene por finalidad resaltar los riesgos que para la salud de las personas supone el tabaco y promover medidas eficaces para reducir su consumo.
Concretamente en la campaña de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pretende llamar la atención sobre la relación entre el tabaco y las cardiopatías y otras enfermedades cardiovasculares, entre las que se encuentran el accidente cerebrovascular, destacando el hecho de que estas enfermedades constituyen la primera causa de mortalidad en el mundo.
Además, la campaña busca también poner en relieve posibles medidas y acciones frente al tabaquismo para su aplicación por los gobiernos y el público en general, con vistas a que las sociedades estén cada vez más concienciadas en esta materia y puedan progresivamente reducir la incidencia en las mismas de los daños que ocasiona.
El tabaquismo supone una grave amenaza con efectos devastadores en la salud pública, que se traduce año tras año en numerosas muertes y en el sufrimiento de millones de personas, víctimas directas o indirectas de sus nefastas repercusiones.
Los contundentes datos que revela la OMS hablan por sí solos:
- El consumo de tabaco es un factor de riesgo importante de cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular y vasculopatía periférica.
- Muchos sectores de la población desconocen que el tabaquismo es una de las primeras causas de las enfermedades cardiovasculares.
- Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, siendo el tabaquismo y la exposición al humo de tabaco responsables de cerca del 17% de las muertes por cardiopatías.
- El tabaquismo es la segunda causa de enfermedades cardiovasculares, después de la hipertensión arterial.
- Anualmente, la epidemia mundial asociada al tabaco ocasiona más de 7 millones de defunciones.
- Aproximadamente 900.000 personas no fumadoras mueren en el mundo cada año por la inhalación de humo de tabaco ajeno.
- En la actualidad se calcula que hay más de 1.000 millones de fumadores en el mundo, viviendo el 80% de ellos en países de ingresos medianos y bajos, soportando la mayor parte de las patologías asociadas al tabaco.
Por todo ello, la OMS desea incentivar el uso por los gobiernos de las medidas del denominado programa MPOWER, dirigidas a vigilar el consumo del tabaco y aplicar políticas preventivas; proteger a la población de la exposición al humo del tabaco, prohibiendo el consumo de este en los espacios públicos cerrados, lugares de trabajo y medios de transporte; prestar apoyo y asesoramiento gratuito para el abandono del tabaquismo; advertir de los peligros del tabaco en el empaquetado y desarrollar campañas de concienciación sobre los daños que causa el consumo de este producto y la exposición al humo ajeno; prohibir toda forma de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, y aumentar impuestos a los productos del tabaco, haciendo que sean menos asequibles para los potenciales consumidores.
En lo que respecta a la lucha contra el tabaco en el ámbito del trabajo, en España la Ley 28/2005 (“Ley Antitabaco”) supuso un antes y un después para garantizar la protección de la población trabajadora frente a los riesgos vinculados a su consumo o inhalación pasiva, protegiendo además de forma directa a colectivos especialmente sensibles antes legalmente desamparados, como entre otros, las trabajadoras embarazadas y madres lactantes.
De forma complementaria, la doctrina jurisprudencial mediante importantes sentencias ha ido contribuyendo a restringir cada vez más y desincentivar el uso del tabaco en los lugares de trabajo. Así por ejemplo, una sentencia de febrero de 2018 del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria asienta la potestad empresarial de establecer la prohibición de fumar en las áreas al aire libre de los centros de trabajo, avalando también todas aquellas medidas que sin vulnerar el ordenamiento jurídico vayan encaminadas a desincentivar que empleadas y empleados salgan a la calle a fumar. En ese sentido, recuerda que en el ánimo de la legislación contra el tabaco se encuentra no solo proteger la salud de las personas fumadoras o no fumadoras, sino también el de ayudar a dejar el hábito de fumar no dando facilidades para que se fume.
Desde USO hemos sido testigos durante décadas de cómo este producto ha ido sistémicamente minando la salud de las personas durante su relación laboral y de las pésimas repercusiones que ha tenido en sus vidas y las de sus familiares directos. Entendemos asimismo que pese a los importantes avances legales logrados queda un enorme camino por recorrer en esta materia para erradicar los efectos epidemiológicos que en pleno siglo XXI el tabaco sigue suponiendo en las sociedades.
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