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Los alimentos básicos suben un 13 % con unos precios incontrolados en todo tipo de energía
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Un gran Pacto de Estado en política energética y fiscal, junto con la subida en consonancia de los salarios son las medidas más urgentes para frenar la inflación y la pobreza
El IPC confirma su máximo histórico en prácticamente cuarenta años y cierra el primer semestre de 2022 en un 10,2 % de inflación. Un IPC que “empobrece aún más a los trabajadores y demuestra que los efectos de las políticas de remiendos duran un mes”, manifiesta Joaquín Pérez, secretario general de USO.
“La pérdida salarial de quienes tienen convenio es ya casi del 10 %”, constata Pérez, “ante una subida media del 2,45 %”.
“La espiral inflacionaria de todo tipo de energía, eléctrica y de combustibles, se repercute ya en todos los bienes. Pero es especialmente grave en la alimentación. Estamos ante la mayor subida histórica de lo más básico para una persona, los alimentos. Ya es del 13 %. Entendemos que autónomos y pequeñas empresas tengan que elevar los costes, por ello es más urgente que nunca diseñar dos políticas a largo plazo: la energética y la fiscal. Tan urgente como que era para ayer. Y debe hacerse con lealtad institucional por parte de todos los grupos políticos, un gran Pacto de Estado. Es lo único que puede entender la ciudadanía ante los problemas que nos apremian”, pide el secretario general de USO.
En materia de salarios, “sí puede haber algunas empresas que lo estén pasando peor, pero no es la tónica general. En un contexto de ganancias históricas para la gran empresa, los salarios deben subir en consonancia a dichos beneficios y al IPC. Y esto acabará repercutiendo en el conjunto de la macroeconomía y el bienestar de las familias, sin importar sector. La contracción, con un 10 % menos de capacidad de consumo, es un nuevo suicidio económico y, sobre todo, social”, impera Joaquín Pérez.
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