El estrés que genera un atasco en el camino hacia el trabajo puede aumentar el riesgo de accidente in itínere
Un atasco cuando estamos yendo a trabajar nos genera un gran estrés que puede aumentar el riesgo de que suframos un accidente. En general, los atascos en la carretera suponen un problema real para los trabajadores en sus desplazamientos a o desde sus lugares de trabajo. Los europeos perdemos entre 100 y 250 horas por conductor y año en los atascos, con un coste próximo en algunos casos a los 2.000 euros por conductor y año, según un informe de Inrix Global Traffic.
En las grandes ciudades, millones de ciudadanos sufren cada día constantes embotellamientos en las carreteras cuando se desplazan de sus casas a sus puestos de trabajo y viceversa. En la clasificación de ciudades con mayor impacto de atascos por habitante, publicada este año por Inrix Global Traffic, Madrid y Barcelona se sitúan en los puestos 22 y 38, respectivamente, en un listado encabezado por Moscú, Estambul y Bogotá.
El informe de 2019, sobre datos recogidos durante todo el año 2018, se basa en el estudio de 220 ciudades de 38 países en todos los continentes. El estudio ha concluido que el número de horas perdidas por trabajador en los atascos durante el año 2018 fue de 1.360 de media entre todas esas ciudades. Cuando el estudio se refiere a horas perdidas en los atascos, está midiendo la diferencia que hay entre lo que se tarda en realizar un recorrido en hora punta frente a lo que se tarda en horario normal. Pero también analiza estos aspectos comparados con el número de habitantes de la ciudad, para determinar así el impacto del embotellamiento.
¿Soluciones? Seguir fomentando el uso del transporte público
El conocimiento de estos datos tiene la función de concienciar sobre el problema, pero no aporta ninguna solución clara. Seguir apostando por el transporte público podría ser una de las soluciones a este grave problema, para así evitar tantas imprudencias en la vida laboral de los trabajadores.
Desde USO, apostamos por fomentar el uso del transporte público en nuestra vida diaria: no solo por la eliminación del factor riesgo en la conducción cuando llegamos tarde al trabajo, sino como una medida para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y mejorar la calidad medioambiental de nuestro planeta.
En el caso de las implicaciones en cuanto a siniestralidad, “aunque este estudio solo se refiere a las dos ciudades más colapsadas de nuestro país, los atascos en hora punta son una constante en cualquier pequeña y mediana ciudad. Cuando lo padecemos durante el desplazamiento al centro de trabajo, influye el estrés de llegar tarde a nuestro puesto o, a la salida, llegar tarde a nuestras obligaciones familiares. Ese estrés tiene una incidencia importante en que, mes tras mes, veamos cómo sube el número de los accidentes in itinere, tanto leves como graves.
En el caso de los leves, se producen precisamente en su mayoría en ciudad y los padecen especialmente las mujeres, en relación sobre todo con la presión de llevar y recoger a los hijos del colegio de camino al trabajo, lo que implica un doble estrés de puntualidad”, explica Sara García, secretaria de Acción Sindical y Salud Laboral de USO.
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