El riesgo de pobreza o exclusión social aumentó en España en 2021, a pesar de no ser tenidos en cuenta aún los datos de hiperinflación actuales
El riesgo de pobreza o exclusión social en España creció en 2021 con respecto al año anterior, situándose en un 27,8%. Así lo recoge la Encuesta de Condiciones de Vida, publicada por el INE
Los colectivos más afectados fueron los menores de 16 años y personas con nacionalidad extranjera.
Tasa AROPE: más riesgo de pobreza y exclusión social en 2021
La Tasa AROPE (At Risk Of Poverty or Social Exclusion) mide el riesgo de pobreza o exclusión social en Europa. Va más allá del concepto tradicional de tasa de pobreza, al contemplar más indicadores, además de los ingresos. En 2021, se modificó su definición para adaptarla a los objetivos de la Estrategia Europa 2030, incluyendo así las siguientes dimensiones: riesgo de pobreza; carencia material y social severa; y baja intensidad en el empleo.
Según el INE, en 2021, un 27,8 % de la población residente en España se encontraba en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 27,0 % registrado el año anterior. Concretamente, subieron los porcentajes de menor intensidad en el empleo (de un 10 % en 2020 a un 11,6 % en 2021) y de riesgo de pobreza (del 21 % en 2020 al 21,7 % en 2021).
Por el contrario, el porcentaje de personas residentes en hogares con carencia material y social severa se redujo en dos décimas, pasando del 8,5 % en 2020 al 8,3 % en 2021.
Si comparamos la evolución de tasas AROPE en la última década, y teniendo en cuenta el cambio de definición, se puede comprobar que, con los nuevos criterios, la tasa es mayor, independientemente del año.
El ingreso medio por persona, referido a 2020, fue de 12.269 euros. Es una cifra un 0,2 % inferior a la registrada el año anterior. Si tomamos en consideración la reciente escalada inflacionaria, especialmente a partir del primer trimestre de 2022, podemos inferir que la tasa AROPE crecerá en los años que vienen, aunque llegáramos a notar una mejora en la dimensión de intensidad en el empleo tras los años más duros de la pandemia.
El aumento de los ingresos por persona también supone un aumento en el umbral de riesgo de pobreza, que se sitúa en 9.535 euros en 2021: un 0,9 % menos que el estimado en el año anterior.
Mayor riesgo de pobreza en personas jóvenes y extranjeras
La tasa AROPE es mayor:
- cuanto menor sea el nivel de estudios de la persona.
- en los hogares compuestos por un adulto con hijos dependientes a cargo.
- entre las personas que están en paro.
- entre la población extranjera de países que no forman parte de la UE.
En este último caso, la diferencia entre la tasa de pobreza entre personas con nacionalidad española y personas con una nacionalidad distinta a un país de la UE es abismal (un 23,6 frente a un 65,2). Ello demuestra que hay factores que son determinantes cuando se miden este tipo de indicadores (la nacionalidad, el género, la edad, el nivel de estudios…), lo que es signo de una gran interseccionalidad.
Por edades, entre los menores de 16 la tasa es mayor (33,2), frente al 28,7 en el grupo de 16 a 64 y el 20,5 de los mayores de 65. Asimismo, es en este grupo de edad donde más ha crecido la tasa (1,4 puntos).
La población en riesgo de pobreza creció en 2020
El indicador de riesgo de pobreza, que se utiliza para medir la Tasa AROPE, mide la pobreza relativa; es decir, la cantidad de personas que poseen bajos ingresos en relación al conjunto de la población.
Los datos correspondientes a 2021, para los que se han tenido en cuenta los ingresos de 2020, muestran cómo se ha incrementado el porcentaje de población con ingresos por debajo del umbral de riesgo de pobreza, pasando del 21 % en 2020 al 21,7 % en 2021. Es importante analizar los datos con perspectiva para entender que los datos publicados no son representativos de la situación actual, puesto que los ingresos que se recogieron en la encuesta pertenecen a un periodo de tiempo excepcional, marcado por la pandemia.
Por grupo de edad, destaca que el que presenta una mayor tasa de pobreza es el de los menores de 16 años, aunque se haya producido, a tenor de la pandemia, un incremento mayor en la tasa de riesgo de pobreza del grupo de edad de 16 a 64 años (+1,2 puntos, frente al incremento de 1,1 puntos para los menores de 16 años).
Un 8,3 % de personas en situación de carencia material y social severa
En 2021, se ha ampliado esta dimensión, al añadir el aspecto social a la situación de carencia material severa. Durante este año, el porcentaje de población que se encontraba en esta posición ascendió al 8,3 %, una décima más que en 2020.
Como se explica en el informe metodológico del INE, consideramos que una persona está en situación de carencia material y social severa si declara tener carencia en al menos siete elementos de los 13 de la siguiente lista. Los siete primeros son a nivel de hogar y los seis posteriores, a nivel personal. No puede permitirse:
- Ir de vacaciones al menos una semana al año.
- Una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.
- Mantener la vivienda con una temperatura adecuada.
- O no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 700 euros).
- Afrontar con solvencia (ha tenido retrasos) el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos 12 meses.
- Disponer de un automóvil.
- El sustituir muebles estropeados o viejos.
- Sustituir ropa estropeada por otra nueva.
- Tener dos pares de zapatos en buenas condiciones.
- Reunirse con amigos/familia para comer o tomar algo al menos una vez al mes.
- Participar regularmente en actividades de ocio.
- Gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo.
- Conexión a internet.
De los conceptos definidos a nivel de hogar, en 2021 empeoraron: el de no poder permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada (14,3%, frente a 10,9%), y el relativo a los retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos en los últimos 12 meses (14,4%, frente a 13,5% en 2020).
La percepción de pobreza mejora en 2021
Aunque para la elaboración de la tasa se utilizan los ingresos de 2020, la entrevista se realizó durante el último cuatrimestre de 2021, lo que nos permite visualizar la percepción de las situaciones personales de los entrevistados en aquel momento. Los resultados, por lo general, muestran que la percepción fue de mejora con respecto a 2020.
- El 8,8 % de la población manifestó tener una gran dificultad para llegar a fin de mes en 2021. Es un porcentaje 1,2 puntos inferior al registrado el año anterior.
- El 33,4 % no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 35,4 % del año 2020.
- El 32,7 % de la población no se pudo permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año, porcentaje 1,7 puntos inferior al recogido en 2020.
Extremadura, Andalucía y Canarias: mayor riesgo de pobreza o exclusión social
Analizando los datos por comunidades autónomas, encontramos diferencias importantes entre algunas de ellas.
Por un lado, los ingresos medios anuales más altos en 2020 se dieron en País Vasco (15.544 euros por persona), Comunidad Foral de Navarra (15.269) y Comunidad de Madrid (14.836). Los más bajos se registraron en Extremadura (9.500 euros por persona), Región de Murcia (9.931) y Andalucía (9.915).
Las tasas AROPE de riesgo de pobreza o exclusión social más elevadas se dieron en Extremadura (38,7 %), Andalucía (38,7 %) y Canarias (37,8 %). Por el contrario, las menos graves se dieron en Comunidad Foral de Navarra (14,7 %) y País Vasco (16,0 %).
Las comunidades en las que se expresó una mayor dificultad para llegar a fin de mes fueron Canarias (15,2 %), Andalucía (12,5 %) y Región de Murcia (11,8 %). Las que presentaron los menores porcentajes fueron La Rioja (3,1 %), País Vasco (4,6 %) e Illes Balears (5,4 %).
En cuanto a la capacidad para afrontar gastos imprevistos, los resultados más preocupantes se dan en Canarias (49,8 % de la población), la Región de Murcia (43 %) y Andalucía con el 42,4 %. En el lado opuesto estaban País Vasco (18,4 %) y Comunidad Foral de Navarra (20,9 %).
Corregir las desigualdades
Desde USO, consideramos que el principal corrector de la pobreza y la desigualdad es el empleo. Solo un puesto de trabajo con condiciones dignas, tanto en estabilidad como en salarios, garantiza el acceso a los bienes y servicios básicos.
La creciente precarización del empleo tras la pandemia, con falsos contratos indefinidos y el auge de las jornadas parciales no permiten contar con un sueldo ni siquiera equivalente al SMI: un fijo discontinuo no cobra todos los meses; una persona con jornada parcial cobra solo un porcentaje del salario.
Pero, además, otros colectivos sociales son siempre los peor parados de las desigualdades: los jóvenes en su intento de entrar al mercado laboral, las familias monoparentales o, lo más sangrante, los menores que componen esas y otras familias especialmente vulnerables. Los mecanismos de protección social, además de aprobarlos, hay que aplicarlos con celeridad. Las medidas no son suficientes si se pierden en la burocracia o las competencias entre administraciones.
Desde USO, pedimos poner el foco en estos colectivos en riesgo y relanzar el empleo con puestos de trabajo completos, no a medias. La escalada inflacionaria aún no se refleja en unas estadísticas que amenazan con ser dramáticas a partir del otoño.
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