La Encuesta de Población Activa nos presenta hoy un cierre de 2019 que no se corresponde con las previsiones interesadamente positivas, sino con un año marcado por la inacción institucional y de Gobierno que cierra en parámetros muy similares a 2018, aún por encima de los 3 millones y rozando el 14%, con un descenso anual del 0,67%, hasta el 13,78% de paro, y tristes líderes europeos del paro juvenil.
“Si analizamos en detalle las estadísticas de la encuesta, vemos que, en muchos aspectos, no se corresponden con los datos que hemos visto reflejados en el paro registrado y en los contratos. Por ejemplo, las cifras del SEPE y de la Seguridad Social nos hablan de un aumento alarmante de la temporalidad y de una temporalidad aún más precaria, mientras la EPA arroja unos datos de crecimiento de los indefinidos que no tenemos muy claro sobre qué se sustentan. En todo caso, de poco sirven casi 20 millones de ocupados, si cotizan por unas horas a la semana”, analiza Joaquín Pérez, secretario general de USO.
“Porque, más allá de las diferencias entre unas y otras estadísticas, hay una tendencia similar, y no resulta halagüeña de cara a 2020: se ve un frenazo en la creación de empleo, con el peor dato desde 2014; y también la menor bajada del paro desde 2013”, compara Pérez.
En relación con otras estadísticas, “también nos sorprende que hable de una bajada del paro mucho más acusada entre las mujeres y entre los mayores de 55 años, cuando las cifras registradas de paro y contratación indican lo contrario”, continúa el máximo dirigente de USO. “En todo caso, si vamos a las grandes líneas de ambas formas de medir el desempleo, y con las cuales desde la USO somos muy críticos, observamos que prácticamente no se crea empleo, con una subida anual de la ocupación del 2% y una insostenible tasa de empleo del 50,64%: solo una de cada dos personas que puede hacerlo trabaja”.
Por último, “sí hay un dato que nos preocupa especialmente: de nuevo vuelven a crecer en el último trimestre los hogares con todos sus miembros en paro. Hay más de un millón, casi 800.000 de ellos con, al menos, dos personas. Eso es síntoma de un mercado laboral enfermo, que está dejando en la cuneta a personas que, sin los mecanismos de protección social necesarios y de formación para reengancharse, están al borde de la exclusión”, lamenta el secretario general de USO.
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