Según la EPA, el paro crece con respecto al 2º trimestre y a 2019; y, aunque sube la ocupación, esta contabiliza a los regulados por ERTE
La EPA del tercer trimestre sigue el sendero del resto de estadísticas y nos muestra un verano marcado por la subida del paro trimestral y anual, además, de un aumento irreal de la ocupación, pues tiene en cuenta a los trabajadores en ERTE. En datos, el paro ha subido en 355.000 personas (10,54%) con respecto a junio; y en 508.000 (+15,82%) si miramos a 2019. Así, hasta contabilizar ahora 3.722.900 personas en paro.
La ocupación, según la Encuesta de Población Activa, mejoró. Se incrementó en 569.600 personas, pero con una trampa estadística: los 19.176.900 ocupados incluyen a personas en ERTE. El empleo público ha crecido a mejor ritmo que el privado, “una tendencia que esperamos que siga así, pues las plantillas de las Administraciones llevaban años en el chasis y es necesario reforzarlas para garantizar los servicios públicos. Además, el efecto de empleador público contribuye a dinamizar la contratación en el peor momento laboral de nuestra historia. Pero ojo, la Administración es la primera que tiene que dar ejemplo de condiciones laborales y debe estabilizar ese empleo tan pronto como la pandemia lo permita”, advierte Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Prorrogar los ERTE extraordinarios tanto como dure la excepción del estado de alarma
El verano destruyó empleo sobre todo en Servicios, y más temporal que indefinido, aunque también este ha bajado. Ha caído la cifra de autónomos por negocios que ya se están viendo abocados al cierre. “La protección especial del empleo a través de los ERTE debe ir aparejado a las medidas excepcionales. Por lo tanto, si el estado de alarma se prorroga hasta mayo, debe hacerlo la regulación laboral, sin esperar al 31 de enero a las 11 de la noche para ampliar los ERTE”, pide Pérez.
Además, el secretario general de USO urge a poner en marcha los proyectos europeos ligados a la economía sostenible, “el nuevo empleo, los puestos de trabajo que se crearán de verdad para salir de esta crisis”.
La pandemia ha potenciado el teletrabajo, pero también el abuso de la flexibilidad: más trabajo en sábados, domingos, tardes y noches
La pandemia ha arrasado con miles de puestos de trabajo, “pero no por ello hay que plegarse a cualquier disponibilidad en los que se mantienen. La crisis del covid está suponiendo pulverizar una serie de derechos laborales en los que hemos tardado años en avanzar, y que son los relativos al descanso semanal, la racionalización de horarios y la conciliación”, introduce Pérez.
En este sentido, “nos alegramos por la seguridad de todos que haya calado la apuesta por el teletrabajo. Ha bajado el porcentaje de esta modalidad con respecto a la EPA del confinamiento, pero es lógico: en verano muchos trabajos son de atención y servicio presencial. No obstante, trabajaron así el doble de personas que en 2019. Pero trabajar en casa no significa perder los derechos laborales o una disponibilidad absoluta”, continúa el secretario general de USO.
Según la EPA, una de cada tres personas trabajó en sábado (33,88%) frente al anterior 27,40%. En domingos, también subió hasta una de cada cinco (20,76% sobre el anterior 15,77%). Y, mirando a la parte del día en la que se trabaja, subió el trabajo habitual en tardes (17,37%, viniendo de 13,53%) y en noches (5,16% frente a 4,04% del segundo trimestre).
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