La Federación de Enseñanza de USO solicita al Ministerio que paralice la tramitación de la nueva Ley de Educación, que se está llevando a cabo en plena crisis por el covid-19
FEUSO pide al Ministerio de Educación una nueva reflexión sobre la oportunidad de tramitar en estos momentos la LOMLOE. “Nadie debería pensar que el Ministerio pretende aprovechar la confusión y la excepcionalidad que vivimos para impulsar una nueva Ley de Educación, porque avivaría de manera inoportuna el conflicto en la comunidad educativa, crearía mayor desconfianza en las autoridades y dañaría el consenso general que todos necesitamos para superar esta grave crisis”, explica Antonio Amate, secretario general de FEUSO.
Desde FEUSO recordamos que seguimos inmersos en la nebulosa de covid-19 y que, hasta que no se levante el estado de alarma, no será posible recobrar poco a poco la normalidad institucional, también en el Congreso de los Diputados.
Ayer, FEUSO convocó una gran manifestación en Twitter, donde el hashtag #STOPLeyCelaá se convirtió en tendencia reclamando, con más de 100.000 tweets, la paralización de esta nueva Ley de Educación.
La crisis sanitaria está afectando también al sector de la Educación
Estamos viviendo una etapa de total excepcionalidad, donde la sociedad está volcando todo su tiempo y energía en amortiguar los graves efectos sanitarios, humanos, económicos y laborales que la pandemia del covid-19 está provocando, también en el ámbito educativo.
El curso escolar 2019-20 es atípico y novedoso. Los centros están cerrados desde el pasado 14 de marzo. La supervivencia de algunos sectores como la Educación Infantil de 0 a 3 años; también la de muchos otros centros privados de enseñanza reglada y no reglada; la vorágine frenética de la formación online; el cierre final del curso; el polémico retorno a las aulas durante la desescalada; la apertura del proceso de matriculación, o la compleja planificación del curso 2020-21 que se avecina, son cuestiones que centran el interés y la atención de toda la comunidad educativa. Demasiados temas importantes y graves en primera línea de actualidad.
El Ministerio sigue adelante con la tramitación de la nueva Ley de Educación
En este contexto, el Ministerio de Educación y Formación Profesional sigue adelante con el trámite parlamentario para intentar aprobar la nueva Ley de Educación (LOMLOE) que, como todas las anteriores, no cuenta con el consenso general de la comunidad educativa.
El Proyecto de Ley no ha pasado por el Consejo Escolar, porque, según argumenta el Ministerio, es el mismo que el presentado en febrero del año pasado. Sin embargo, FEUSO considera que sí hubiera sido necesario y aconsejable tramitarlo nuevamente como Anteproyecto de Ley. Con total seguridad, se habrían superado ampliamente las 551 enmiendas que se hicieron en enero de 2019, e incluso se habrían presentado más informes alternativos. En aquel momento, sólo hubo un informe alternativo, el de la Federación de Enseñanza de USO.
Tampoco el Proyecto de Ley de la LOMLOE ha pasado por el Consejo de Estado, cuyo dictamen ha sido omitido por la obsesión del Gobierno de ganar tiempo. No es preceptivo, pero es la única Ley de Educación, hasta la fecha, que se salta este control democrático.
Aprobar la nueva Ley de Educación no es ahora una prioridad
El Congreso de los Diputados no puede ser ajeno a las circunstancias tan graves por las que atraviesa el país. Es deseable que recupere el normal funcionamiento cuanto antes, pero debe hacerlo armonizando la labor legislativa de las iniciativas en trámite con la urgencia social y con las prioridades del país.
“La LOMLOE, aunque el Gobierno tenga mucha prisa por aprobarla, no es en este contexto una prioridad, ni para el país ni para la comunidad educativa. Es más, insistir en su tramitación durante los meses finales del presente curso escolar y coincidiendo con los meses iniciales del próximo, va a generar más problemas que soluciones a los que ya tenemos planteados”, critica Antonio Amate, secretario general de FEUSO.
No es conveniente distraer esfuerzos, ni tampoco tiempo ni energía de los temas fundamentales que tenemos entre manos, que son todos los que va a exigir la adaptación inevitable a la “nueva normalidad”, y que afectan a más de 8.000.000 de alumnos y 28.000 centros educativos de nivel no universitario. El mes de septiembre está ahí al lado.
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