La caída de la natalidad y la separación entre generaciones hacen más necesarios que nunca los permisos por cuidados y unos horarios más racionales
USO defiende los nuevos permisos para cuidados y la ampliación en días de los que ya existían como una respuesta más que necesaria a una sociedad demográficamente envejecida. Lejos de “vacaciones pagadas” o “más días libres gratis”, estas licencias retribuidas son imprescindibles para luchar contra la falta de nacimientos y por unos cuidados dignos de la mayor generación de la historia de España, que llega a la vejez.
“Nos cansamos de leer que necesitamos medidas para revertir el reto demográfico. Pero las medidas más necesarias, además de una situación laboral estable, son la facilidad para cuidar a los hijos en un contexto en el que ambos progenitores deben trabajar para sostener una familia. Por eso, en USO, ante la poca claridad de las leyes de permisos, los hemos querido blindar mediante demandas que se han traducido en sentencias favorables: los 5 días de cuidados deben ser laborables y el permiso por causa de fuerza mayor, retribuido“, argumenta Lourdes Pedrazuela, secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO.
Además, recuerda que sigue pendiente “trasponer por completo la directiva europea y que el permiso de 8 semanas sea retribuido”.
Cada vez menos nacimientos
El ansiado relevo generacional de 2,1 hijos por mujer hace décadas que en España quedó atrás. Pero, además, las dos crisis de los últimos 15 años han acabado con los tímidos repuntes previos a la burbuja inmobiliaria.
Desde el año 2000 hasta 2008, la natalidad había experimentado una paulatina recuperación. Desde los 1,2 hijos por mujer con los que comenzamos el milenio, en 2008 se llegó al récord no superado de este: 1,44. Todos estos datos figuran en el informe “La estructura familiar y la necesidad de cuidados”, elaborado por la Secretaría de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO.
Sin embargo, el estallido de la crisis financiera provocó una abrupta bajada al año siguiente y en el peor de la crisis: en 2013, volvía a estar de nuevo en el 1,25. La leve recuperación de los años posteriores comenzó a rebajarse ya antes de la pandemia. Pero han sido estos últimos años, sobre todo el escalón de 2020, los que le han dado la estocada: 2022 cerró con el dato más bajo del siglo, 1,16 hijos por mujer.
“La inestabilidad laboral es el peor enemigo de los proyectos familiares. Los jóvenes con intención de ampliar la familia no solo se encuentran con empleos precarios y mal pagados, sino con la crisis habitacional. Si compartir una vivienda o habitaciones no es la vida que espera un trabajador joven, mucho menos es el espacio adecuado para tener descendencia”, sentencia Pedrazuela.
El espaciado entre generaciones: cuidado de menores y mayores
Los únicos tramos de edad donde ha aumentado la primera maternidad es entre las mujeres de 40 a 49 años, especialmente de 40 a 44. Esto supone que madres solas o parejas afronten el cuidado de los menores al mismo tiempo que sus mayores comienzan a precisar también de esa dedicación.
La primera maternidad, en lo que llevamos de siglo, se ha retrasado en dos años. Ha pasado de 30,74 a 32,61 al finalizar 2022. Es decir, los escalones entre las generaciones son cada vez más altos.
“Como hemos recalcado, la generación de los 40 años afronta un doble reto de cuidados: los pequeños y los mayores. Y, para ello, debe haber mecanismos adecuados que no los obliguen a dejar sus carreras profesionales. No solo tienen hijos y padres dependientes al mismo tiempo, también tienen ya menos hermanos que las generaciones anteriores para afrontar ese desafío de los cuidados”, recuerda la dirigente de USO.
La tasa de dependencia de los mayores de 64 años, de hecho, ha escalado casi tres puntos en menos de una década: en 2015, era del 28,18 %. Al finalizar 2023, del 30,91 %.
Mientras, en el mismo período, los menores de 16 años suponían el 24,27 %; y, ahora, el 22,51 %.
Hogares “monomarentales”
Y se institucionaliza el hogar sin hijos: más de la cuarta parte de los hogares los compone una única persona. El 30,4 %, el porcentaje más numeroso, son hogares de dos personas. Bien parejas o compañeros sin hijos, o un hogar monoparental con un solo menor.
En esto último, la mujer sale perdiendo. El 81,4 % de los hogares son “monomarentales”. Desde 2015, hay 40.400 hogares más de estas características.
“Estos hogares, con un solo progenitor como cabeza de familia, deben contar con una equiparación de derechos por el bien del menor. Son los derechos del niño los que deben primar. Por ello, en USO pedimos que los progenitores únicos acumulen legalmente la duplicidad de permisos. No es un derecho de la madre o el padre, es un derecho del menor a ser cuidado en igualdad de condiciones”, reclama Lourdes Pedrazuela.
Más flexibilidad y horarios racionales
Por último, la secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO señala que “los permisos retribuidos para los cuidados son una herramienta necesaria ante los imprevistos, pero no la única para facilitar la conciliación”.
En este sentido, “la racionalización de los horarios es básica. Se habla mucho del recorte lineal de la jornada. Y, obviamente, es un debate necesario en un contexto de mayor productividad por la digitalización. Pero no se trata solo de una rebaja lineal de horas, sino de unos horarios racionales, sin salidas tardías y primando la jornada continuada”, pide Pedrazuela.
Y, por supuesto, “mayores facilidades para la adaptación de la jornada, no para el recorte. Porque, además, ya sabemos quiénes se recortan las jornadas y eso no es conciliación”.
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