La tasa de variación anual del IPC en el mes de marzo es del -0,1%. La tasa anual de la inflación subyacente disminuye una décima, hasta el 0,0%. El Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) sitúa su tasa anual en el –0,2%.
El secretario de Comunicación y Formación de la USO, Joaquín Pérez da Silva, ha expresado el interés del sindicato en “hacer un llamamiento a las autoridades españolas y europeas para que, de una vez por todas, se apliquen medidas de estímulo en la línea sugerida por el FMI y el BCE y a la vez se alivie la carga fiscal en España. Ambas medidas combinadas, según da Silva, son las únicas opciones para salir de esta situación de punto muerto”.
Los precios en valor cero y negativos a su juicio “solo nos empobrecen más, alejan la creación de empleo que necesita España, no contribuyen al crecimiento de la demanda interna y penalizan la recaudación fiscal. La tormenta perfecta para que la luz al final del túnel se pueda alejar”.
El coqueteo de la economía española con la deflación es algo que también ha ocurrido en la zona euro y pese a ello, la mayoría de economistas y políticos insisten en señalar que no se trata de un peligro inminente. Este argumento choca frontalmente con las perspectivas que maneja el Fondo Monetario Internacional. Según su indicador de riesgo de deflación –se mide entre 0 y 1– España es el país de la zona euro que tiene mayor riesgo al situarnos en el 0,6. Y parece, a tenor de la serie de los últimos meses, que si bien no hemos entrado técnicamente en deflación, merodeamos la misma con los graves riesgos que ello supone.
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