El Ministerio de Empleo y Seguridad Social ha publicado en su web los datos de accidentalidad relativos a los diez primeros meses de 2017. Haciendo un balance de estos, es posible indicar que, a falta de los dos meses restantes para cerrar el balance anual, sigue confirmándose el creciente incremento del número de accidentes en nuestro país.
Considerando los resultados del período que va de enero a octubre de 2017, y comparándolo con el pasado año, cabe destacar las siguientes conclusiones:
• El número de accidentes que han producido baja ha sido de 489.451, lo que se traduce en un incremento del 5,5%. De ellos, 423.598 ocurrieron durante la jornada laboral y 65.863 fueron in itínere. Por lo tanto, aumentan un 5,4% los accidentes en jornada y un 5,9% los accidentes in itínere.
• El número de accidentes durante la jornada laboral asciende de forma importante (un 5,4% los leves, un 7,1% los graves y un 5,8% los mortales).
• El número de accidentes in itínere leves y graves crece considerablemente (un 5,9% los leves y un 11,2% los graves). Como dato favorable, mencionaremos que los mortales in itínere se reducen significativamente (un 7,0%).
• Suben los índices de Incidencia de accidentes en jornada de trabajo, salvo en determinados sectores, lo que en términos globales supone un incremento del 1,4%.
• El número de accidentes de trabajo sin baja notificados supone un incremento del 0,9%.
En relación a los datos expuestos, que estos resulten en términos generales peores mes a mes que los de 2016 confirma que las políticas públicas en el ámbito laboral adoptadas desde hace tiempo no están siendo eficientes para la creación puestos de trabajo más estables y seguros.
Desvincular “lo que se crea” del “cómo se crea” solo contribuye a enmascarar números estadísticos de aumento de empleo, los cuales llevan detrás elementos tales como la temporalidad laboral, el aumento de las subcontrataciones, el empobrecimiento creciente de la clase trabajadora, sistemas organizativos con escaso compromiso preventivo, menor control sobre las condiciones de trabajo, mayores situaciones de peligro en los lugares de trabajo, más daños derivados del trabajo y un mayor número de afectados directa o indirectamente por los mismos.
Con base en ello, desde la USO resaltamos la necesidad de que las políticas de empleo estén estrechamente vinculadas con la PRL de manera continua y sostenida, de forma que los puestos de trabajo que se generen no estén sujetos a la precariedad como tendencia global y reúnan las debidas condiciones de seguridad para la población trabajadora que los desempeña.
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