Un estudio de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género confirma que el impacto de la pandemia, lejos de frenar esta violencia contra las mujeres, ha hecho que aumente
La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ha publicado un estudio sobre el impacto de la pandemia en la violencia de género en España. El informe confirma que, a pesar de la bajada histórica en el número de denuncias y homicidios en 2020, la violencia de género no ha dejado de aumentar.
Dicho estudio ha sido presentado dos años después del decreto del estado de alarma en nuestro país. En la presentación han participado la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, y el ex-delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, académico, forense y principal autor del estudio, Miguel Lorente Acosta.
La presentación ha empezado con la exposición del contexto que ha rodeado al estudio: crisis sanitaria sin precedentes; limitación de movimiento de personas, confinamiento forzado de una gran cantidad de mujeres con sus agresores, y un aumento de las cargas familiares, del estrés y de la atención entre las mujeres.
Durante los primeros meses de pandemia, tuvieron que regularse una cantidad de aspectos en relación a una violencia de género que, si bien no desapareció, sí cambió en su forma debido a las circunstancias. En palabras de los ponentes “la pandemia estructural del machismo se vio gravemente afectada por la pandemia coyuntural”. Se realizaron contratos de urgencia para reforzar los dispositivos de atención (016, ATENPRO y dispositivos de geolocalización), se abordaron las visitas a los padres, la cooperación de las comunidades autónomas, etc.
Además de las medidas específicas de contingencia, la violencia de género ha sido transversal a todas las políticas, y el tratamiento de atención psicológica y emocional a las víctimas de la violencia ha sido la más amplia hasta el momento.
Bajada del número de homicidios en 2020
Los resultados más destacados del informe son:
- Reducción del número de homicidios -la expresión más grave de la violencia-. Estos han bajado un 21,5 % durante los últimos 5 años, lo que significa que las políticas de igualdad han funcionado, son necesarias y sirven para reducir la expresión más brutal de la violencia, los asesinatos.
- Bajada de los homicidios tras una tendencia creciente en los últimos años, que se extendió hasta el primer trimestre de 2020.
- Al comienzo del confinamiento, en el segundo trimestre, se produjo un descenso del 73,3 % respecto al mismo periodo del año anterior. En este tiempo se da el número más bajo de homicidios en un trimestre de toda la serie histórica desde 2003. Esta reducción del número de homicidios se produjo como resultado de una transformación de la forma en la que actúa la violencia. Los agresores sentían que controlaban a sus víctimas.
- Con la vuelta a la “normalidad”, que se produjo con una recuperación del paro femenino, se perdió el control estrecho de los agresores hacia sus víctimas. Esto se tradujo en un número mayor de homicidios. Asimismo, con la desescalada, una mayor libertad de las mujeres vino acompañada de un aumento de la violencia y necesidad de control por parte de los agresores. Concretamente, entre los días 7 de mayo y 9 de junio se produjo un repunte de asesinatos tras el fin de las restricciones de movilidad en mayo de 2021.
- En 2020 se produce un descenso del 14,5 % respecto a 2019 y una bajada de 11,9 % respecto a los 5 años previos a la pandemia.
Bajan las denuncias en 2020 por el confinamiento
En 2020 se produjeron un total de 150.785 denuncias, un 10,3 % menos que el año anterior. Asimismo, el segundo trimestre fue el periodo con un menor número de denuncias, debido a las dificultades para poder tramitarlas, así como para romper las relaciones con el agresor.
Así, se ha roto la evolución creciente del número de denuncias que se producen año a año y desde el punto de vista intraanual, la evolución del número de denuncias a lo largo del año, que suele ser creciente, también ha sufrido modificaciones.
El análisis global demuestra que durante el 2020 se produjo un aumento del número de denuncias del 1,4 % respecto a los 5 años anteriores. Esto se debe a que en los años 2015-2016 el número de denuncias era aún más bajo que la disminución de denuncias por violencia de género durante la pandemia. Esto es fruto de una cada vez mayor concienciación social.
La otra cara de la violencia: incremento del uso de los canales de atención
La pandemia nos ha permitido comprender qué elementos utilizan los agresores normalmente para ejercer la violencia. En este caso, según los autores del informe, la violencia de género se ha adaptado al contexto de la pandemia y ha cambiado su forma de expresarse. La principal prueba de ello es el incremento de las solicitudes de ayuda de las víctimas a través de los canales de atención habilitados.
A pesar de la disminución del número de homicidios y denuncias, las llamadas al 016 han crecido en un 48,5 % respecto al mismo periodo del año anterior. Es especialmente significativo el segundo trimestre, donde el número de llamadas es el más alto de toda la serie histórica en un trimestre.
Violencia de género frente a otros tipos de violencia
Ante unas mismas circunstancias sociales, los homicidios generales, siguen dinámicas diferentes a los producidos por violencia de género. De ellos, se ha producido un incremento mucho mayor respecto al año anterior y respecto al quinquenio anterior. Las denuncias por violencia doméstica en 2020 subieron, mientras que la de violencia de género bajaron, por un comportamiento distinto de la violencia en cada caso.
Como se indica en el informe, las violencias no se pueden equiparar por el resultado, hay que estudiarlas desde su origen.
Por otro lado, durante estos dos años, el impacto del suicidio o de las ideaciones suicidas ha sido mayor en las mujeres que han sufrido violencia de género, más aún entre las que han padecido lesiones físicas o agresiones sexuales.
USO insiste en la necesidad de reforzar la educación en materia de género
Los datos del informe sobre el impacto de la pandemia en la violencia de género confirman que es necesario tener en cuenta una gran cantidad de factores para poder realizar afirmaciones sobre las dinámicas que se producen. No podemos llegar a la conclusión de que se ha producido una disminución de la violencia solo porque ha habido una disminución de los asesinatos y las denuncias. El crecimiento de llamadas de ayuda, a través de los diferentes canales de atención, demuestra todo lo contrario.
Por tanto, nos encontramos ante una violencia específica profundamente arraigada en el sistema patriarcal, que es negada de una forma constante. A pesar de los cambios positivos sobre la concienciación sobre violencia de género, la pandemia ha provocado que se esté dejando de considerar a la violencia de género como un problema principal y los jóvenes están hoy menos concienciados que hace unos años.
A la luz de los resultados del estudio, desde USO seguimos insistiendo en la necesidad de reforzar los recursos de atención a las víctimas de la violencia de género, pero hacemos un especial hincapié en el refuerzo de los mecanismos de prevención, sensibilización e información, tan importante en estos momentos en los que la violencia de género parece estar pasando a un segundo plano.
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