La Secretaría de Formación Sindical e Igualdad, junto a la asociación Mujeres para el Diálogo y la Educación, ha impartido el curso “Mujer y liderazgo I” en las sedes de Vigo y Avilés. Una formación que pretende hacer aflorar las raíces “del problema cultural de la falta de mujeres en los puestos directivo o de toma de decisiones en nuestro país, para después, con el diagnóstico, ofrecer herramientas y soluciones, tanto a las delegadas y afiliadas que han participado en los talleres, como aquellas a las que ellas ahora asesorarán en sus centros de trabajo”, explica Dulce María Moreno, secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
Una de las principales carencias detectadas es “la falta de autoestima como género para afrontar una negociación. Aunque muchas hayamos nacido y crecido en democracia, con unos derechos igualitarios entre sexos, la cultura aún nos influye. Nos hemos educado en general en ambientes donde muchas mujeres aún estaban bajo el paraguas de los hombres, debían pedirles permiso para muchos aspectos hoy cotidianos y eso ha hecho que ellas se subestimen e infravaloren, pero también ha quedado en nuestro subconsciente”, continúa Moreno.
Así, en los diferentes talleres del curso se ha trabajado precisamente con la mejora de la autoestima para la negociación, tanto en casos generales como en los particulares de cada participante, ahondando en episodios de su vida laboral en los cuales “o no reclamaban lo que merecían por no creerse que realmente lo merecieran, o que lo acogían como si fuera una concesión y no un mérito. Contando los casos frente a los que se vieron o que ni siquiera se atrevieron a poner sobre la mesa en su día, se preparan para futuras negociaciones”, explica la secretaria de Formación Sindical e Igualdad.
Entre los casos prácticos, también se buscó establecer un objetivo y pautar los pasos para conseguirlo. “En nuestro caso, tratamos de estudiar cómo implicar más a las mujeres en el sindicalismo y, sobre todo, cómo conseguir que se integren en las estructuras y en los órganos de decisión. Ahí surgen los mismos obstáculos que ante cualquier otro ascenso a cargo de responsabilidad: que por regla general la mujer aún duda más de sus capacidades para afrontar la dirección de un equipo y que la prioridad de atender a la familia pesa más en ellas que en la mayoría de los hombres. Sin embargo, sí que hemos notado que todas las participantes salen del curso no solo con más autoestima, sino con argumentos para insuflársela a otras compañeras, y con más ganas de explicarles al resto de afiliadas y delegadas por qué necesitamos que nuestro sindicato cuente con más mujeres en sus órganos, ya que permite escuchar y entender mejor a la mitad de la población trabajadora”, concluye Dulce María Moreno.
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