Un informe del Foro Económico Mundial revela que la mayor preocupación de los líderes mundiales es la amenaza del cambio climático
El Foro Económico Mundial ha situado el cambio climático como la mayor amenaza para la humanidad. A corto, medio y largo plazo, los eventos extremos asociados a este, así como el fracaso a la hora de hacer frente a la crisis climática, son los aspectos que más preocupan.
USO insta a ir más allá de la preocupación y actuar para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, haciendo que las negociaciones se acerquen más a las demandas de la clase trabajadora.
Preocupación por el planeta
El Estudio de Percepción de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial revela que un 84% de los encuestados (líderes mundiales de empresas, especialistas en riesgos, sociedad civil y gobiernos) consideran la mayor amenaza para la humanidad el cambio climático y sus consecuencias a nivel de fenómenos climáticos extremos (sequías, incendios, inundaciones, pérdida de biodiversidad, etc.).
A largo plazo, el aspecto que más preocupa a las élites mundiales es el fracaso de la acción climática. Los gobiernos, las empresas y las sociedades se enfrentan a una presión cada vez mayor para evitar las peores consecuencias. Sin embargo, de no actuar de inmediato se daría una transición climática caracterizada por trayectorias divergentes en todo el mundo, creando barreras para la cooperación.
Dada la necesidad de un cambio tecnológico, económico y social a esta escala, y con los compromisos existentes actualmente, es probable que cualquier transición que logre el objetivo de cero emisiones netas para 2050 sea desordenada. Los países que continúan por la senda de la dependencia de los sectores intensivos en carbono pierden el riesgo de perder su ventaja competitiva, de tener una menor capacidad de recuperación, de ser incapaces de seguir el ritmo de la innovación tecnológica y de tener una influencia limitada en los acuerdos comerciales. Sin embargo, el alejamiento de las industrias intensivas en carbono que actualmente emplean a millones de trabajadores, desencadenará la volatilidad económica, aumentando el desempleo y las tensiones sociales y geopolíticas.
Asimismo, una transición que no tenga en cuenta las implicaciones sociales exacerbará las desigualdades dentro de los países y entre ellos, lo que desencadenaría mayores fricciones geopolíticas. Un aspecto que los sindicatos vienen denunciando desde hace tiempo y que plasmaron en su participación a través de la CSI en la última Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático (COP26) en Glasgow.
A pesar del avance positivo que supone la incorporación en diferentes partes del documento final del Pacto de la COP26 de la transición justa (en el Acuerdo de París sólo se incluyó en el preámbulo), los sindicatos alertan sobre el hecho de que el propio concepto de transición justa pueda ser vaciado de contenido laboral y social por gobiernos y empresas.
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