Entre finales de febrero y el 7 de marzo, las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio de Bizkaia han convocado cinco nuevas jornadas de huelga para luchar por un convenio digno. LSB-USO, junto con ELA, LAB y UGT, han retomado los paros que ya secundaron a finales del año pasado ante el inmovilismo absoluto de la patronal y la falta de avance en las negociaciones.
El sector cerró 2018 con decenas de actos reivindicativos y 21 jornadas de huelga o paros parciales. Sin embargo, ni el conjunto de las patronales que gestionan el servicio ni los ayuntamientos de los que dependen han aceptado ninguna iniciativa para paliar el importante deterioro tanto de las condiciones laborales como de la propia asistencia que se ofrece a los dependientes.
Una merma que, avisan las delegadas de LSB-USO, “es esencial para una sociedad en la que el número de personas en situación de dependencia no deja de crecer. El colectivo afectado es cada vez mayor y, sin embargo, se recortan las horas de prestación y se aumentan las tareas que dependen de las asistentes, sobrecargando a las trabajadoras y denigrando el servicio”.
Entre las reivindicaciones más urgentes del convenio, figura “corregir la alta temporalidad y parcialidad de los contratos, convirtiendo un mayor porcentaje en indefinidos y aumentando el máximo de jornadas parciales posibles. Además, los horarios cada vez son más flexibles e impiden la conciliación de las trabajadoras. Además, tras años de congelación salarial, ha llegado el momento de actualizar ese concepto”.
El colectivo de ayuda a domicilio está mayoritariamente feminizado, más del 90% de los trabajadores son mujeres. Por lo cual, han recordado al presentar sus movilizaciones que “en víspera del 8M, todas las declaraciones institucionales a favor de la igualdad carecen de contenido real mientras miran muchos ayuntamientos miran para otro lado en este conflicto”.
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