El IPC ha comenzado el año 2019 situado en el 1%, dos décimas por debajo de la tasa con que cerró en 2018. La estabilidad de los precios de la alimentación, el descenso del precio de los paquetes turísticos, el efecto de las rebajas de invierno en el comercio textil y de calzado, y la menor subida de los carburantes con respecto al mismo mes del año anterior, han influido en este descenso.
“Este descenso de los precios de consumo viene a dar un ligero respiro a los salarios que, aunque sin haber recuperado el poder adquisitivo perdido durante la crisis económica, crecieron de media un 2,16% en los convenios registrados en enero”, apunta Sara García, secretaria de Acción Sindical y Salud Laboral.
“Sin embargo, los salarios continúan siendo insuficientes para hacer frente a los precios de servicios y necesidades básicas como la vivienda o la energía, que se han disparado en estos últimos años, mientras los salarios no acaban de repuntar”, continúa García.
“Esperamos que el IPC no vuelva a dibujar una curva engañosa, en la que los trabajadores tengan que soportar unos meses centrales con un aumento de los precios, para terminar el año con una bajada exprés que marca los salarios”, sentencia García.
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