Desde hace años USO lleva denunciando que las fórmulas de empleo basadas en la temporalidad suponen un grave problema social, que se traduce en peores condiciones de trabajo, precariedad y más daños derivados del trabajo. La realidad nos demuestra que hay una gran “brecha” en cuanto a los niveles de protección en el trabajo entre las contrataciones temporales y las fijas.
Según el último Informe sobre el Estado de la Seguridad y Salud en España, publicado por el INSST, el índice de incidencia (parámetro que relaciona el número de accidentes producidos con el número de personas expuestas al riesgo) para trabajadores con contratos indefinidos era de 2.547, mientras que para los contratados temporalmente era de 4.782, valor claramente superior.
Por sectores, este índice de incidencia mantiene una proporción similar. Así, en las contrataciones indefinidas en el sector agrario era de 4.778, mientras que en las temporales era de 6.664; en industria era de 3.651 en las indefinidas y 6.947, en las temporales; en construcción era de 4.415 en las indefinidas y 9.780, en las temporales; y en servicios era de 2.006 en las indefinidas y 3.674 en las temporales.
En definitiva, el número de accidentes producidos por las personas contratadas temporalmente sigue siendo muy superior al de las contratadas indefinidamente (casi el doble a cierre de 2016). Paradójicamente, en nuestro país los contratos por obra o servicio, eventuales o por circunstancias de la producción representan la gran mayoría de los registrados en los Servicios Públicos de Empleo, conforme las estadísticas del MEYSS. La temporalidad es, hoy en día, una práctica dominante de contratación y su mayor siniestralidad, uno de sus rasgos característicos. Precariedad y temporalidad son dos caras de una misma moneda, y dos factores de riesgo cuyo coste social se traduce, entre otros aspectos negativos, en más accidentes y enfermedades en el trabajo.
Más temporalidad, más siniestralidad
Dicen los datos estadísticos que España arrastra desde 2013 un continuo periodo de crecimiento de la siniestralidad laboral y este fenómeno afecta también, de forma clara, a quienes trabajan cedidos para otras empresas.
La evolución mensual del índice de incidencia de accidentes de trabajo en jornada de trabajo en trabajadores cedidos está siguiendo un aumento continuo, con un incremento medio del 27% entre los años 2014 y 2016.
Los accidentes de trabajo totales en trabajadores cedidos por ETT se elevan entre 2014 y 2016 un 62%, pasando de los 9.087 accidentes que se produjeron en 2014 a los 14.710 de 2016. En estos tres años, los datos sobre accidentalidad van empeorando y, además, en cada año los índices por cada 100.000 trabajadores cedidos son siempre más elevados que los índices por cada 100.000 relaciones de trabajo. Es decir, las personas sujetas a relaciones temporales de trabajo se accidentan más.
En cuanto a la distribución de los accidentes laborales por sexo, de los producidos en personas cedidas por ETT, entre 2014 y 2016 los resultados también se plasman en un evidente aumento. En el caso de los hombres, de los 6.168 accidentes producidos en 2014 se pasó a 10.335 en el año 2016. Este incremento también es perceptible en el caso de las mujeres, cuyos accidentes pasaron de 1.930 en 2014 a 2.880 en 2016.
La temporalidad en el empleo dispara la siniestralidad año tras año, haciendo un flaco favor a las políticas encaminadas a la reducción de los daños derivados el trabajo.
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